Gonzalo Anes, en su Del expediente de Ley Agraria al informe de Jovellanos, en la interesante obra colectiva Reformas políticas agrarias en la historia de España, de la Ilustración al primer franquismo (1996) escribe: «Como miembro de la Junta particular de la Ley Agraria en la Real Sociedad Económica de Madrid, Jovellanos expuso sus ideas sobre agricultura en sesión de 17 de septiembre de 1787. Manifestó en esa sesión que todos los males que padecía la agricultura tenían su origen en la legislación ya que era evidente que cuantas causas se habían señalado por los miembros de la Junta como causantes de la decadencia de la agricultura procedían de las leyes. Parece que Jovellanos convenció a los miembros de la Junta “por explicar con bello orden la encadenación de las causas de la decadencia que se habían notado, bajo este principio.” Le oyeron todos “con particular gusto”. Convinieron que el plan que proponía Jovellanos era el más sencillo y breve y, por tanto, el más apropiados para cumplir pronto el encargo que tantas veces había reclamado el Consejo Real. Por oficio de 19 de septiembre, la Junta encargó a Jovellanos de que escribiese el plan que había expuesto oralmente y que lo presentase para su aprobación. Al fin, se le encargo de escribir el Informe, sin señalarle plazo para ello, a causa de las muchas obligaciones que tenía. Al aceptar, Jovellanos se sintió obligado a leer las obras de autores que habían escrito sobre agricultura, y pidió información a personas ilustradas, en casi todas las provincias del Reino. También se sirvió de notas sobre viajes hechas en diversas épocas, en varias provincias de España. Las cartas de Cabarrús tienen su origen en este encargo aceptado por Jovellanos.
»En enero de 1791, Jovellanos ya tenía escrito el plan y reunidos los materiales que habrían de servirle para cumplir el encargo de hacer el Informe. Al fin, lo concluyó el 2 de febrero de 1794, aunque hasta el 21 de abril no terminó de repasar y corregir lo escrito, añadiendo aún algunas notas. El 26 de abril envió el Informe al Secretario de la Real Sociedad, don Policarpo Sáenz de Tejada Hermoso, acompañado de un oficio que dirigía a la Corporación y de los documentos que obraban en su poder sobre la materia. El 28 de mayo, en carta a don José de Guevara Vasconcelos, le recomienda el Informe (… y le encarga leerlo en la Real Sociedad.) Como se ve, consideraba a Guevara acorde con él en lo concerniente al contenido del Informe. Espera que los apruebe el mayor número de socios (…) El cuatro de noviembre de 1794, el Secretario de la Real Sociedad económica de Madrid, don Policarpo Sáenz de Tejada, envía carta a Jovellanos comunicándole que la Junta de la Ley agraria ha leído en varias sesiones el Informe (…) La Real Sociedad de Amigos del País, conformándose con el dictamen de la Junta de la Ley agraria, acordó que se pasase el Informe al Consejo, y que el Secretario diese a Jovellanos “las más atentas y expresivas gracias por su celo, actividad y esmero en tan acertado como plausible trabajo” (…) Don Manuel Godoy se atribuye en sus Memorias haber hecho imprimir el Informe sobre la Ley agraria, “mal que a muchos les pesase y que con tesón desesperado lo hubiesen resistido.” El Consejo Real, en efecto, autorizó la publicación de la obra. Esta se publicó entre las memorias correspondientes y que formaban el tomo V de las de la Real Sociedad económica de Madrid. También se difundió en tomo separado, del que parece se hicieron varias tiradas.»
Gonzalo Anes concluye: «El Informe fue admirado por los amigos de las luces. Lo atacaron quienes no querían cambios. Jovellanos se debatió entre la complacencia de los elogios y el miedo de la persecución. Sus principios, en efecto, los aplicó la posteridad, aunque no como él hubiera querido y como él había propuesto en el Informe sobre la ley agraria. Alteraciones políticas y guerras civiles no favorecieron el respeto a la propiedad privada ni la acción libre del interés individual.»
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