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viernes, 12 de octubre de 2018

Antonio Royo Villanova, El problema catalán y otros textos sobre el nacionalismo


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La semana pasada constatábamos cómo los argumentos históricos, culturales y políticos con los que Antonio Rovira y Virgili defendía sus planteamientos nacionalistas hace un siglo son en buena medida los mismos que se utilizan hoy en día. Esta pervivencia quizás se deba a que el nacionalismo catalanista es ante todo un creencia, la asunción voluntaria por parte de sus seguidores de un complejo ideológico que se percibe como bueno, como verdadero, y ―lo que quizás sea más decisivo― evidente. De este modo, cualquier crítica a sus presupuestos tiende a desecharse, y pueden atribuirse motivos espurios a sus opositores. Ahora bien, en las críticas al catalanismo nacionalista también observamos un fenómeno paralelo: sus argumentos tienen también una larga vida, en buena medida porque también suelen realizarse desde una postura nacionalista contrapuesta. También insisten en unos presupuestos verdaderos, buenos y evidentes. Quizás la única diferencia estriba en que al partir de un nacionalismo que considera Cataluña y lo catalán como parte constitutiva de España, no necesita multiplicar los gestos de desprecio y descalificación a que se sienten obligados sus oponentes…, pero en cuenta abunda en gestos de ofensa y escándalo. Lo constataremos en la obra de esta semana.

El zaragozano Antonio Royo Villanova (1869-1958), catedrático de derecho administrativo, periodista, político, ministro…, dedicó considerables energías al ya entonces llamado problema catalán. Procedente del ala izquierda del partido liberal, será partidario de la descentralización al modo de Joaquín Costa, al que admira y trata (y que le prologará una de sus primeras obras), aunque se mostrará crítico con los proyectos rivales del conservador Maura. Opositor a la dictadura de Primo de Rivera, recibirá con entusiasmo la proclamación de la segunda República, y será elegido diputado en las Cortes Constituyentes. Desarrollará una abundante actividad en el parlamento y en los periódicos para manifestar su rechazo a la aprobación del Estatuto catalán, siendo considerado como uno de sus más acérrimos opositores. Todavía hoy se le percibe así desde algunos sectores, quizás algo excesivamente. Así, en un reciente número de una revista universitaria de Historia contemporánea―, se le califica como «furibundo anticatalanista», y se titula/define el artículo que le dedican con la expresión «A sangre y fuego», que parece proceder de una cita de la anarquista Solidaridad Obrera que Royo reproduce en uno de los artículos que publica en el izquierdista diario La Libertad. Todo ello parece un poco excesivo.

Incluimos los siguientes textos: El problema catalán (impresiones de un viaje a Barcelona), de 1908, centrado en el triunfo electoral de Solidaridad Catalana, la exitosa coalición construida por catalanistas, carlistas, y un sector del republicanismo, que constata el principio del fin del tradicional y manipulado régimen de elecciones desde la Restauración. Una década después pronuncia en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación la conferencia Las bases doctrinales del nacionalismo (enero de 1917); se manifiesta un deterioro progresivo del sistema (que ese mismo año se agudizará), pero Royo todavía es optimista ante la deriva del catalanismo. La situación cambia desde la proclamación de la República, quince años después, y surge el Royo más bronco ante lo que percibe como cesiones perjudiciales al nacionalismo catalán. Diputado en las constituyentes, desarrollará una considerable campaña en este sentido. Publicamos los artículos que con este tema publica en el diario La Libertad, que hemos mencionado antes, durante los años 1931 y 1932, y su Discurso sobre el Estatuto de Cataluña, en las Cortes (27 de mayo de 1932).


Gracia y Justicia, 7 de mayo de 1932

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