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lunes, 1 de febrero de 2021

Juan Castrillo Santos: Cuatro años de experiencia republicana 1931-1935

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Se puede considerar la Segunda República como la definitiva crisis del estado liberal español, tan tempranamente surgido y afirmado en el marco europeo. Aunque 1931 se presenta por sus satisfechos autores como la consecución de un régimen democrático hasta entonces inexistente, se pueden constatar las abundantes continuidades con las situaciones anteriores: debilidad de los partidos (de élites y notables, de los que apenas algunos han iniciado su conversión en partidos de masas), manipulación del sufragio popular (favorecido por el leonino sistema electoral elegido), autoritarismo del ejecutivo (bien aplicado por medio de los gobernadores civiles), las mismas clásicas crisis orientales… Ahora bien, la época es otra muy distinta, con realidades y problemas diferentes bien presentes en la España de aquellos años, y que se pueden sintetizar en el conflicto ideológico de carácter totalizador entre comunismos y fascismos. Si bien aquellos que los propugnan son minoritarios, siguiendo el curioso juego de las profecías que se autocumplen, al ser utilizados como espantajo para motejar al contrario, acabarán por darles relieve y contenido hasta ocupar, dominantes, las dos esquinas del ring de la guerra civil.

En este sentido, el fracaso de la Segunda República fue el fracaso de los republicanos que, sucesivamente, monopolizaron su dirección y su disfrute. De ahí la abundancia de expresiones de desencanto coincidentes con el «No es eso» orteguiano, desde los primeros meses de su andadura. El notario Juan Castrillo Santos (1891-1953) es uno de los liberales republicanos de primera hora. Miembro del Partido Republicano Progresista (el de Alcalá-Zamora), diputado y vicepresidente de las Cortes en la constituyente, en la que también fue miembro de la comisión redactora de la Constitución. Además de textos relacionados con el derecho, fue autor de un buen número de obras a través de las que analiza los problemas políticos de su tiempo, siempre desde sus principios liberales y contra las soluciones leninistas, fascistas y populistas: Apuntes para la historia de la ruina de España (1919), Las rutas de la libertad (1928), ¿Se ha redimido España? Balance de la dictadura. La senda del nuevo régimen (1930), La orientación de la República (1933), Cuatro años de experiencia republicana 1931-1935 (1935), Ante el drama de la reforma constitucional (1935), I distruttori della Spagna (1937), y Revolución en España (1938).

En el interesante artículo de Miguel Ángel Sanz y Ramiro Trullén, Las rutas de la libertad: el pensamiento político de Juan Castrillo Santos entre el liberalismo y el fascismo (“Hispania Nova”, 2016) presentan así a nuestro autor: «Durante toda su vida, Castrillo Santos se definió a sí mismo como liberal, ya fuera en la agonía del parlamentarismo oligárquico, durante la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República o el franquismo. Sus principales referentes ideológicos (a menudo citados explícitamente en sus obras) se adscriben a esta corriente ideológica (como John Locke o James Madison) y, por lo tanto, las referencias a ellos son inexcusables. (…) Juan Castrillo Santos nació en Valderas (León) en 1891 y murió en 1953. Notario y político, después de ser decano del colegio notarial de Zaragoza, fue diputado por León en las Cortes Constituyentes de 1931, encuadrado en el Partido de Derecha Liberal Republicana. (...) Desde febrero de 1933 acentuó sus críticas al gobierno de Azaña mientras se fue alejando de Alcalá Zamora, quien bloqueó la posibilidad de que fuera ministro en el gabinete de Martínez Barrio que convocó las elecciones de noviembre de ese año donde Castrillo no obtuvo escaño. Se pasó entonces a la agrupación liderada por Miguel Maura, pero tampoco fue elegido diputado en febrero de 1936. Tras la sublevación de julio de ese año, estuvo preso unos días en la cárcel republicana de El Escorial, hasta que fue puesto en libertad y cruzó la frontera francesa. Posteriormente pasó a Sudamérica.» Regresó a España tras la guerra.



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