Retrato de desconocido, por Velázquez |
Asevera el autor: «Mi intención no es sino hacer historia de los señores de esta tierra, especialmente de D. Fernando Ixtlilxochitl, y de sus hermanos, y deudos, porque están muy sepultados sus heroicos hechos, y no hay quien se acuerde de ellos, y de la ayuda que dieron a los españoles.» Javier Ysern de la Calle en su Manuscritos americanos de la Biblioteca Histórica: Relaciones Históricas de Fernando de Alva Ixtlilxochitl ("Pecia Complutense". 2014. Año 11. Num. 20. pp. 16-31) escribe: «Gracias al Códice Chimalpopoca, un manuscrito que perteneció a Alva Ixtlilxochitl, conocemos gran parte de su genealogía. Fernando era hijo de una mestiza y un español. La sangre indígena le venía de su abuela materna, doña Cristina Francisca Verdugo Quetzalmalitzin-Huetzin, hija y heredera del cacique de San Juan de Teotihuacán y mestiza como él. Siguiendo la rama materna, su bisabuela, Ana Cortés Ixtlilxóchitl, era nieta de dos importantes gobernadores: por parte paterna de Nezahualcoyotl, señor de Tetzcoco a finales del siglo XV, y por parte materna, de Cuitlahuac, penúltimo tlatoani de Tenochtitlan, hermano y sucesor del mismísimo Motecuhzoma II. Por este parentesco con las clases gobernantes, Ixtlilxochitl ha sido ubicado habitualmente dentro de la “nobleza”.
»Como mestizo, su educación estuvo a medio camino entre la cultura europea, las creencias cristianas y las tradiciones indígenas. Así mismo, aprendió castellano y la lengua náhuatl mientras estudiaba en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, cuyos alumnos sirvieron tiempo después como intérpretes en las audiencias o gobernadores indígenas. De hecho, en 1612, a los 34 años de edad, Alva fue nombrado por mandato del virrey juez gobernador de la ciudad de Texcoco. A lo largo de los años, se le sumaron a ésta otras localidades de las que también fue nombrado juez gobernador. Poco más conocemos de su vida. Sabemos que en 1624 tuvo un hijo ilegítimo con la mujer que después sería su esposa y madre de dos hijos más. También que en 1640 ejercerá como intérprete del Juzgado de Indios. A partir de ese momento, parece haberse esfumado. Tan sólo sabemos por su partida de entierro que don Fernando de Alva Ixtlilxochitl murió en Ciudad de México el 26 de octubre de 1650.»
Fernando de Alva fue un abundante autor, especialmente de tema histórico: Sumaria relación de todas las cosas que han sucedido en la Nueva España, y de muchas cosas que los tultecas alcanzaron y supieron…; Relación sucinta en forma de memorial de la historia de la Nueva España y sus señoríos hasta el ingreso de los españoles; Compendio histórico del reino de Texcoco; Sumaria relación de la historia general de esta Nueva España; Historia de la Nación Chichimeca. Con respecto al Compendio histórico del reino de Texcoco, Edmundo O’Gorman, uno de los mayores expertos en nuestro autor, afirma que no es «primariamente una “obra histórica”, sino un documento destinado a la autoridad real y el objetivo de las diligencias fue preconstruir una prueba jurídica para apoyar una decisión favorable al otorgamiento de algún premio o merced en recompensa de aquellos servicios y reconocimiento de señorío indígena.» Y es que Fernando de Alva se lamenta: «En resolución, fue grandísimo y excesivo el gasto que tuvo Ixtlilxochitl en estas conquistas o conversión de esta tierra, como se ha visto, que no fue pequeño servicio a Dios, y a su majestad. El rey de Tezcoco quedó sin capa y sin premio, y el día de hoy se ven sus descendientes sin ningún abrigo, sólo el de Dios, y la clemencia de Felipe III nuestro señor.»
El bautizo de Ixtlilxochitl, por José Vivar y Valderrama (siglo XVIII) |
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