Abraham Ortelius |
Presentamos el primer gran Atlas moderno, publicado en 1570, en Amberes y en lengua latina por Abraham Ortelius (1527-1598), con el título Theatrum orbis terrarum. Su éxito fue rápido y constante, lo que multiplicó las ediciones (siempre con la adición de nuevos mapas) y las traducciones a las principales lenguas: holandés (1571), alemán (1572), francés (1572), español (1588), inglés (1606) e italiano (1608). Y también incentivó la confección de otras obras relacionadas, como nuestra conocida Civitates orbis terrarum, de Braun y Hogenberg, que inició su publicación sólo dos años después. La traducción española fue realizada por el franciscano residente en Lovaina Balthazar Vicentius, y fue impresa en Amberes por Cristóbal Plantino, que le añadió la siguiente dedicatoria al futuro Felipe III, con la correspondiente alabanza de autor y obra:
«Al príncipe de España don Felipe de Austria, Cristóbal Plantino, humilde vasallo y criado del rey Católico su padre nuestro señor, salud y prosperidad entera para la gloria de Dios y bien público de la Cristiandad. En esta ciudad vive Abraham Ortelio, varón bastante para comprehender con el ánimo e ingenio toda la redondez del mundo, así lo desierto como lo poblado, con el mar que todo esto abraza y baña, y no menos para andarlo y peregrinarlo él mismo por su persona, si la facultad conformara con su deseo. Este ciudadano nuestro, que yo por sus virtudes y artes buenas tengo en lugar de hermano muy amado, publicó los años pasados un libro intitulado Theatrum orbis, en lengua latina, y lo dedicó al católico rey don Felipe, nuestro señor, padre de vuestra alteza, a quien principalmente convenís la dedicación de semejante obra, como a su propio señor y rey, so cuyo dominio y gobierno Dios ha puesto la mayor parte de todo cuanto se habita en el continente e islas del tierra. El estudio, cuidado y trabajo que el dicho autor puso en componer con buen orden una obra tan grande, tuvo el suceso que merecía su calidad, porque ha dado mucho contento a todos los hombres en todas las naciones de la Cristiandad; en especial a cuantos entendían la lengua latina, en que los razonamientos del tal libro estaban escritos.
»Y al rey nuestro señor, Padre de vuestra alteza, agradó tanto, que conforme a su real ánimo y propósito perpetuo de premiar a todos los bien ejercitados en artes provechosas y buenas disciplinas, le hizo merced del título de Cosmógrafo Real en todos sus estados. Y porque entre todas las gentes que ahora viven en el mundo, ninguna hay que más haya navegado los mares de él, ni costeado y calado la tierra, que los naturales de España, y muchos de ellos pudiendo aprovecharse de este libro tanto a propósito de su inclinación y ocupación, por carecer de lengua latina, no sienten el gusto y provecho que podrían sacar, determiné yo (con voluntad y beneplácito del autor) traducir en castellano lo que los romancistas desearían tener traducido, y comunicarlo con todas las naciones de España, que comúnmente entienden castellano, por la afección que siempre les he tenido y tengo en particular, allende las generales obligaciones de ser hijos de una Iglesia católica romana, y vivir todos nosotros debajo de un dominio y gobierno de un mismo rey y señor propio natural.
»Pues el mismo consejo y propósito que movió a Abraham Ortelio a ofrecer esta obra en su principio latino a la majestad del rey católico, padre de vuestra alteza, es el que también me ha movido y obligado a mí a presentarla ahora ya más crecida, y enseñada a hablar en romance, a vuestra alteza, a quien Dios ha dado la sucesión venidera del gobierno de la tierra que su padre tiene, y deseamos que por muchos años tenga con toda felicidad. Porque entre tanto que la edad de vuestra alteza creciendo se ejercita en aprender la lengua latina, y las demás que para el ministerio de su vocación fueren convenientes, por su recreación y pasatiempo vea a ratos la composición de esta casa común que el Creador aderezó para morada de los hombres mortales, y reconozca las partes de ella que a los señoríos de su padre y suyos, como de participante y sucesor legítimo, pertenecen. Porque los grandes varones y príncipes suelen tener por pasatiempo y recreación lo que los particulares tienen por bastante, grave y perpetuo estudio y oficio. Y esto está bien a su grandeza y al buen expediente de los cargos que de Dios recibieron en la tierra, para ganar después con ellos gloria e inmortalidad en los cielos, y memoria perpetua entre los hombres.
»A vuestra alteza, pues, humildemente suplico, reciba con su gracia de príncipe hijo de tal padre, el pequeño presente y servicio que este pobre criado de ambos con su poca facultad le ofrece con ánimo enteramente devoto y leal. De Amberes, a 11 de mayo de 1578.»
Junto con las ediciones de 1588 y 1612, presentamos una colección de los grabados de ambas con el apéndice de geografía de la Antigüedad de la segunda, en formato cbz. El archivo puede visionarse cómodamente con aplicaciones gratuitas como GonVisor o Mcomix, o simplemente extraer las imágenes.
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