viernes, 13 de septiembre de 2019

Hartmann Schedel, Crónicas de Nuremberg


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Hartmann Schedel (1440-1514) fue un humanista, médico e historiador alemán, impulsor y autor de uno de los incunables más bellos, el Liber chronicarum, más conocido como las Crónicas de Nuremberg. Lo editó doblemente en latín y en alemán en 1493, e incluye casi dos millares de grabados en madera (un buen número de ellos repetidos), obra de Michael Wolgemuth y Wilhelm Pleydenwurff. La voluminosa obra contiene una completa historia del mundo, según la concepción tradicional cristiana que se inicia con san Agustín y que amalgama la historia bíblica con las concepciones historigráficas clásicas, como vemos en las Historias contra los paganos del Paulo Orosio. El decurso del tiempo se divide en seis edades, a la que algunos añadirán una séptima y concluyente, el fin de los tiempos. La presente obra narra las cuatro primeras edades a partir del Antiguo Testamento, pero se centra sobre todo en la quinta (desde la deportación de Babilonia) y la sexta (desde el nacimiento de Cristo), lo que le permite explayarse con la historia griega, romana y la que por ese tiempo va a proponerse denominar medieval. Al final se incluye una somera geografía del mundo. Pero la razón por la que presentamos en Clásicos de Historia esta obra es la riqueza informativa de sus grabados. Rosario Quirós los presenta así en el excelente blog La Cámara del Arte.

«Las más de 1.800 ilustraciones, realizadas en los talleres de Wolgemuth, en el que aprendía el joven Durero, y Pleydenwurff, son imágenes de muy variada temática: religiosa, mitológica, histórica y geográfica, ofreciendo además un amplio repertorio de vistas de ciudades. Estas vistas son lo más característico del Liber Chronicarum y de ellas una tercera parte son reconocibles por su topografía y edificios principales, reproduciendo fortificaciones, puentes, palacios e iglesias con rasgos de los estilos arquitectónicos locales. Mención especial merece la vista de Nuremberg, ciudad del editor, a doble página completa, con indudable carácter propagandístico. La obra contiene, además, dos mapamundis: el primero, basado en la configuración de Ptolomeo; el segundo, un mapa de Europa Central y Oriental, y además el primero que aparece en un libro impreso. Las ilustraciones realizadas con grabados a página completa son auténticas obras maestras dentro de la técnica. Ejemplo de ello es la primera ilustración que aparece, dando comienzo a la primera parte, un retrato de Dios entronizado en el momento de la creación del mundo. Toda esta parte está repleta de grandes ilustraciones con escenas del Génesis, incluyendo la creación de Adán, el Pecado original y el Arca de Noé. Por lo general, estas xilografías de mayor tamaño se utilizan para representar los eventos más importantes, recurso también empleado en las laboriosas ilustraciones referentes al Apocalipsis, muy detalladas y cargadas de un expresionismo propiamente centroeuropeo.

»Contiene cientos de retratos acompañados de breves reseñas biográficas, estos se ubican a los lados izquierdo y derecho intercalando el texto e incluyen a personajes históricos en ocasiones acompañados de su genealogía, que desde una perspectiva textual eran muy difíciles de descifrar, motivo por el que los ilustradores emplearon varios diseños para explicar claramente las relaciones familiares altamente complejas descritas en el texto. Además de dioses y reyes, también nos encontramos retratados a filósofos, como Sócrates, Platón o Aristóteles, dramaturgos como Sófocles, y Cleopatra, faraona ptolemaica, entre otros eruditos medievales. Es interesante notar que todos ellos visten con ropajes de época contemporánea a la creación del libro, del mismo modo en que se hacía en las pinturas de la época. Junto a los relatos de la vida y sufrimientos de múltiples mártires y santos reconocidos, a modo de hagiografía, aparecen su retratos o representación de sus martirios, a veces mostrándonos escenas con cierto nivel de acción, como la Judith que porta la cabeza de Holofernes, a quien acababa de decapitar, o las crudas escenas del martirio de San Bartolomé. Las razas imaginarias también tienen su lugar, son fantasiosas criaturas de origen mitológico y medieval, seres marginados, que viven en los extremos más externos del mundo, lugares inhabitables que no aparecen en los mapas.»

Incendio de la Biblioteca de Alejandría por las tropas de Julio César

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