José Ramón Rivera Martín, en su tesis sobre nuestro autor, nos lo presenta así: «Lucio Marineo Sículo es la transcripción latina de Lucas di Marinis, su verdadero nombre. Poeta, escritor de cartas, filósofo, orador y por encima de todo historiador, Marineo fue un destacado representante dentro del movimiento humanista en España. Nació en torno a 1444 en Vizzini, (Catania)… y murió en Valladolid en 1536.» Tras varios años dedicado a la enseñanza de la gramática latina en Palermo, en 1484 «llegó a España acompañando al almirante Fadrique Enríquez y a su esposa Ana Cabrera, condesa de Módica. En Salamanca visitó a don Fernando Enríquez, hermano del Almirante, quien lo presentó al Claustro de la Universidad y tales elogios hizo de él que inmediatamente le ofrecieron las cátedras de Poesía y Oratoria, aceptándolas Marineo de inmediato. Allí fue profesor desde 1486 a 1497 (…) Alfonso Segura, su discípulo predilecto, dirá que con las enseñanzas de Marineo no sólo fue eliminada la barbarie, sino que fue extirpada y arrancada de raíz para que no resurgiese de nuevo.
»Al igual que habían hecho los reyes de Inglaterra, Francia, Polonia y Hungría, llamando a sus cortes a humanistas italianos para redactar en buen latín la crónica de sus reinados, también los reyes de España acogieron con benevolencia a alguno de ellos, deseando que la historia de España se conociese en el extranjero. En 1497 los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, llamaron a la corte a Marineo, siendo nombrado Capellán Real e Historiador Oficial. Desde su nuevo cargo seguía impartiendo clases de latín a los cantores y demás miembros de la capilla y también a algunos nobles, y no por ello descuidó en ningún momento su producción literaria. En España se instaló con carácter definitivo asimilando profundamente nuestra cultura y sólo regresó a Italia en 1506, acompañando al rey Fernando en un viaje a Nápoles. Su actividad literaria perduró al menos hasta 1530, año en que publicó su De rebus Hispaniæ memorabilibus en veinticinco libros, obra que dedicó al nuevo monarca Carlos V y que justificaba su empleo de cronista.»
Por su parte, Sergio García Sierra en un interesante artículo, compara el original latino de 1509 De primis Aragoniæ regibus, y sus traducciones al castellano en 1524 con el título de Crónica d’Aragón por Juan de Molina, y al italiano en 1590 con el de La Croniche d’Aragona por Federico Rocca. Reproducimos algunos párrafos: «En una carta del 5 de abril de 1509, Lucio Marineo Sículo afirma que, siguiendo órdenes del rey Fernando, se había trasladado a Zaragoza en julio del año anterior para terminar la biografía de Juan II que el monarca le había encargado años atrás y para traducir del castellano al latín ciertos escritos sobre la genealogía de los primeros reyes de Aragón que se conservaban en una biblioteca de dicha ciudad. El fructífero resultado de su estancia en la capital del Ebro será la Vita Ioannis II y la crónica De primis Aragoniae regibus. De la primera obra sabemos por otra carta que fue concluida antes del 24 de noviembre de 1508 y que tras su lectura recibió el beneplácito del arzobispo Alfonso de Aragón (...)
»Fue seguramente el arzobispo Alfonso quien instó a su padre, el rey Fernando, para que Marineo fuera a Zaragoza a trabajar sobre la genealogía de los reyes aragoneses de común acuerdo con los diputados de Aragón, auténticos promotores materiales del proyecto. La crónica del siciliano se insertaba así en la serie de obras impresas, por lo general de carácter histórico y jurídico, que la Diputación del Reino editó durante los siglos XV y XVI con fines utilitarios basados fundamentalmente en la propaganda política de las instituciones aragonesas (…) Sin embargo parece que los servicios del humanista fueron en realidad requeridos para reelaborar ciertos manuscritos en latín y no, como dice él en la primera carta mencionada, para traducir del castellano a la lengua del Lacio. Así lo confirmarían los documentos conservados en el Archivo de la Diputación Provincial de Zaragoza, que recogen las disposiciones concertadas por los diputados del reino, no para que Marineo traduzca, sino para que reconozca, corrija, complete y ponga en buen estilo y forma el árbol e descendencias, siquiere genealogía, de los reyes de Aragón que fizo Antich de Vages.»
No se conserva ninguna copia del árbol genealógico trazado por el destacado jurista aragonés, aunque sabemos que se presentó en pergamino y en papel. Pero su influjo ―añadimos por nuestra parte― se observa posiblemente en la propia estructura de la obra y, en lo formal, en la espléndida serie de grabados en madera con las efigies imaginarias de los reyes de Aragón y condes de Barcelona, así como escudos de armas y monedas. Estas ilustraciones recorren toda la obra, y poseen un gran protagonismo tanto en la edición príncipe obra del taller zaragozano de Jorge Coci, en latín, como en la edición castellana de Joan Jofré.
Marineo debió quedar satisfecho con la traducción al castellano de Juan de Molina, ya que la reproduce tal cual (sin citarlo) en su última gran obra, De las cosas memorables de España (Alcalá de Henares 1530), publicada al mismo tiempo en latín y en castellano. Reedita en ella numerosas obras anteriores, a las que agrega otras inéditas hasta entonces. Incluye De laudibilis Hispaniae, auténtica geografía antigua y moderna de España (libros I al IV), De los santos y mártires de España (libro V), De los primeros pobladores de España (libro VI), De la venida de los moros, en realidad una historia de los reyes de Asturias, León, Castilla y Portugal (libro VII), nuestra conocida De primis Aragoniæ regibus (libros VIII al XI), la Vida de Juan II (libros XII al XVIII), la de Fernando el Católico (libros XIX al XXI), y De los claros varones de España (libro XXII al XXV).
Muchas gracias.
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