Vamos esta semana con el periodismo político. En 1917 un joven Pierre Gaxotte (1895-1982) se incorpora a Action française, el movimiento de la derecha tradicionalista, nacionalista y monárquica, que naturalmente deriva en radical, autoritaria y antisemita. Será uno de los secretarios de Charles Maurras, su líder indiscutido. En los siguientes años, y en paralelo a su carrera académica como historiador (con obras tan destacadas y polémicas como La revolución francesa (1928), desarrolla una considerable actividad política en diferentes periódicos, especialmente en Candide y más tarde en su vástago, el semanario Je suis partout, centrado en la información internacional. En ambos desempeña cargos de responsabilidad: director, redactor jefe, editorialista. Tanto él como los restantes colaboradores critican duramente a los políticos e instituciones de la tercera república, pero reservan el grueso de sus condenas al comunismo soviético. ¿Y el fascismo italiano? Las opiniones son más ponderadas y variadas: desde los que sienten más atraídos por sus programas y acciones, hasta los que, como el propio Maurras, «subrayaba en ocasiones las diferencias entre la Action Française y el fascismo italiano, criticaba el radicalismo y la demagogia de éste, la importancia que confería a la política moderna de masas en vez de dársela a las élites, el carácter dudoso de su monarquismo, su falta de consistencia doctrinal y su uso indisciplinado de la violencia.» (Stanley G. Payne)
Sin embargo, ante el establecimiento de la segunda república en España, el posicionamiento de Gaxotte y de la revista fue claro: se ha entrado en un plano inclinado que conduce a políticas cada vez más extremistas, a un desorden progresivo, a una violencia desatada y a la amenaza revolucionaria. La insurrección de 1936 se verá como el cumplimiento de las predicciones, y como la sana reacción del pueblo español ante el ominoso frente popular. Además ―la visión del semanario está lógicamente centrada en Francia― la revolución marxista y anarquista que se implantaba en España, amenaza también a Francia, gobernada por su propio frente popular. Naturalmente el tono combativo, dogmático y maniqueo aumenta muchos grados: la información y los datos, la interpretación y la opinión, se han convertido en meros vehículos de propaganda. Se utilizan todas las armas al alcance para poner de relieve los errores y fracasos del contrario, para difamar, ridiculizarlo y anonadar al enemigo.
Pero Pierre Gaxote, a pesar de defender y exigir el reconocimiento de Franco por parte de Francia, ha comenzado su personal distanciamiento de la fascistización progresiva del nacionalismo autoritario francés. Es sobre todo la preocupación ante la amenaza que supone la Alemania nazi, la que le lleva a dar este paso. Así, en marzo 1939 escribe en La Nation Belge: «Entre el bolchevismo y el hitlerismo hay muchas menos diferencias que entre el bolchevismo y la monarquía inglesa. La revolución alemana tuvo lugar en un país que estaba varios siglos por delante de la Rusia de los zares. La experiencia de la socialización tiene lugar a un nivel superior, en un pueblo entrenado desde hace mucho tiempo en una disciplina exacta y que lleva la burocracia en la sangre. No es una socialización menor. Hitler es tan antiburgués y anticapitalista como Stalin.»
El pacto germano-soviético inmediato le reafirmará en su postura, y publicará, ya en 1940, en vísperas de la derrota, Francia frente a Alemania (que más tarde será prohibido por los alemanes). Desde entonces se desvinculará de la política activa, y posteriormente rechazará colaborar con los ocupantes y con el régimen de Vichy. Deberá evitar a la Gestapo y buscar un refugio donde pasar desapercibido, lo que tras la guerra le permitirá evitar el destino de muchos de sus compañeros políticos y periodistas, sometidos a la durísima depuración, primero a cargo de la Resistencia, y luego de las instituciones de la República. En cambio Gaxotte reanudará su carrera académica como historiador, colaborará habitualmente en Le Figaro desde posturas conservadoras, y será elegido como miembro de la Academia Francesa en 1953.
Je suis partout, 23 de abril de 1932 |
Muchas gracias.
ResponderEliminarGracias, llevo descardo varios libro, pero nunca he dado las gracias. Sigo su página y me parece muy interesante
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