lunes, 19 de agosto de 2024

Alejandro Manzoni, Los novios. Historia milanesa del siglo XVII

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En sintonía con la anterior entrega, proseguimos en estos días veraniegos con otra novela romántica ambientada en unos dramáticos acontecimientos históricos. I promessi sposi (1827) es la obra cumbre de Alejandro Manzoni (1785-1873), y una de la más destacadas de la narrativa decimonónica en cualquier idioma.

La obra transcurre durante la guerra de los Treinta Años, en el Milanesado hispánico (del lago de Como a la capital), durante el problemático episodio de la sucesión del ducado de Monferrato, disputado por franceses, saboyanos y españoles. El argumento desarrolla las sucesivas adversidades que sufrirán los enamorados del título, malévolamente perseguidos y separados durante casi dos años. Manzoni incluye y hace participar de la acción a distintos personajes históricos, pero el verdadero protagonismo recae en las calamidades y acontecimientos de esa época. Hambre, guerra, peste y muerte —los cuatro jinetes del apocalipsis— intervienen sucesivamente en el devenir de la novela.

Marcelino Menéndez Pelayo (Estudios y discursos de crítica histórica y literaria) valoró así esta obra: «Universal aplauso ha valido a Manzoni su novela I Promessi Sposi, uno de los dos libros italianos más leídos en este siglo. A decir verdad, Manzoni, que era ante todo un lírico, no parecía nacido para el género de Walter Scott. La acción de I Promessi Sposi es un poco lánguida, y los personajes principales no interesan grandemente; pero si la obra no es un dechado de novela, como algunos (con error, a mi juicio) pretenden, es a lo menos un libro elocuente y conmovedor, de los que hablan al corazón y al entendimiento. Notaré, sobre todo, cuatro episodios, el de la monja de Monza, modelo de análisis psicológico, el de la conversión del Innominado, el del tumulto de Milán y el de la peste. En muy pocos libros de esta centuria pueden encontrarse páginas que se acerquen a las citadas.»

Las abundantes versiones al español enumeradas por el Diccionario Histórico de la Traducción en España nos hablan del éxito persistente de la obra: «El clérigo Félix Enciso Castrillón fue el primero en castellanizar la obra con el título Lorenzo, o Los prometidos esposos. Suceso de la historia de Milán del siglo XVII (Madrid, Cuesta, 1833), pero su total falta de respeto al original, parafraseado y censurado sistemáticamente, la despojan de valor; le siguió la versión mucho más fiel del liberal Juan Nicasio Gallego (Barcelona, Bergnes de las Casas, 1836-1837), realizada a instancias de Aribau, y cuya larga fortuna —debida a la agilidad y elegancia del estilo— se prolongó hasta todo el siglo XX, a menudo bajo forma de plagio (a este último tipo pertenece, entre otras, la firmada por Javier Olondriz en 1956, mientras que son meras reelaboraciones suyas las de Florencio S. Yarza y Javier Costa Clavell, respectivamente de 1931 y 1972).

»La primera traducción basada en el texto definitivo de 1840 fue la de José Alegret de Mesa (Los prometidos esposos), que incluyó también la Historia de la Columna Infame (Madrid, Cabello y Hermano, 1850), aunque, al igual que las anteriores, omitió la Introducción ideada por Manzoni para presentar la obra como reescritura personal de una crónica anónima. Su excesiva literalidad impidió que tuviera nuevas ediciones (salvo dos plagios aparecidos anónimamente en París, en 1852, y en Sevilla, en 1876), cosa distinta a lo ocurrido con otra versión, castiza y parafrástica, de Gabino Tejado, aparecida en 1859 (Los novios; Valencia, Imprenta Católica de Piles), y objeto de reediciones hasta los años 60 del siglo XX bajo el patrocinio de la Iglesia (Viada i Lluch refundió el texto para la editorial barcelonesa La Hormiga de Oro en 1933).

»En el año de la muerte del escritor, Manuel Aranda y Sanjuán tradujo nuevamente la novela, incluyendo por vez primera la Introducción y añadiendo grabados de diversos artistas (Los novios; Barcelona, La Ilustración, 1873-1874); sin embargo, pese a su pulcritud, nunca llegó a reimprimirse, y otro tanto ocurrió en el siglo XX con dos nuevas versiones ligadas a la letra original, la de Ramón Sangenís (Los novios; Barcelona, Fama, 1952) y la de Amando Lázaro Ros (Los novios; Madrid, Aguilar, 1961; editorial que había venido reimprimiendo la versión de Gallego).

»Las primeras décadas del siglo XX, en cambio, habían visto aparecer la única y excelente traducción catalana de la obra debida a Maria Antònia Salvà (Els promesos. Història milanesa del segle XVII; Barcelona, Editorial Catalana, 1923-1924, revisada por Francesc Vallverdú en 1981), mientras que las últimas aportaron dos nuevas traducciones en castellano atentas al estilo y al ritmo de la prosa original, la de Esther Benítez (Madrid, Alfaguara, 1978) y la de Nieves Muñiz (Madrid, Cátedra, 1985), ésta acompañada por amplio estudio introductorio y aparato de notas. A ellas se ha sumado en 1996 la versión gallega de Xavier Rodríguez Baixeras (Vigo, Galaxia), mientras que falta aún una traducción al euskera.»

Hemos escogido la traducción de Juan Nicasio Gallego (1777-1853), de 1836, aunque hemos utilizado su reedición en la benemérita Biblioteca Clásica (1880). Esta versión de Gallego se realizó por iniciativa de Buenaventura Carlos Aribau (1798-1862), admirador de Los novios desde años atrás, como se observa en el arranque de su más conocida obra, la Oda a la patria (1833): «A Déu siau, turóns, per sempre á Déu siau; / O serras desiguals, que allí en la patria mia...», evidentemente inspirado en la sentida despedida cuando los protagonistas se ven obligados a abandonar su pueblo natal, en el capítulo VIII de la novela.

Ercole Calvi, Familia de pescadores de Lecco, en el lago de Como

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