viernes, 12 de febrero de 2016

Enrique Cock, Anales del año ochenta y cinco

|  PDF  |  EPUB  |  MOBI  |

Nacido hacia 1540 en Gorkum, en la Holanda meridional, el humanista Henricum Coquum (su nombre latinizado) se verá obligado a abandonar su país natal en 1572 a causa de su conquista por parte de los conocidos como Mendigos del Mar: ha comenzado la larga guerra de Flandes. Inicialmente se establecerá en Roma, etapa si no muy prolongada, aparentemente decisiva: es posible que contactara con otros estudiosos amantes de las antigüedades, quizás se reafirmó en su lealtad a su religión y a su rey, y aprendió el oficio de notario. En cualquier caso, en 1574 se ha establecido en España, con el suficiente prestigio y contactos como para entrar a servir a la casa ducal de Feria. Durante varios años recorrerá toda España y trabajará en la elaboración de una descripción de España, escribirá su Asafrae descriptio, en verso, y numerosas obras más (en latín por supuesto) de índole geográfico-histórica y cartográfica...

Sin embargo, en 1583 se establece en Salamanca bajo la protección del secretario real para los flamencos. Tampoco parece lograr suficiente estabilidad: puede consultar los ricos fondos bibliográficos de la ciudad, pero debe ocuparse de otras tareas menores como traducciones e impresiones de otros autores, cada vez más absorbentes… y en su escaso tiempo libre sigue escribiendo sus propias obras y ampliando su biblioteca. En consecuencia, sus esperanzas parecen dirigirse a ingresar en la corte, pero no parecen tener éxito sus gestiones, y la plaza que le ofrecen sus amigos le hace dudar: miembro de la Guardia Real de archeros de Borgoña. Aunque el prestigio del cargo es grande y las condiciones pueden serle favorables, proporcionándole mucho tiempo libre para sus estudios y composición de libros, no le atrae, en absoluto, el ejercicio de las armas. La necesidad, sin embargo, le obligará a aceptarlo a fines de 1584. Y una de sus primeras tareas consistirá en acompañar al rey Felipe II en el largo periplo de 1585 con motivo de la boda de su hija Catalina con el duque de Saboya, y la jura de su hijo el futuro Felipe III, por parte de los estados de la Corona de Aragón, lo que le llevará a Zaragoza, Barcelona y Valencia, además de Monzón, donde se celebran las Cortes. Y el resultado será la obra que comunicamos.

Los primeros editores de la obra, en 1876, Morel-Fatio y Rodríguez Villa, resumieron así el atractivo e interés de esta obra: «Muchos pasajes de sus Anales muestran con qué cuidado, con cuánta perseverancia se informaba, por donde quiera pasaba la comitiva Real, del origen de las ciudades, del estado de sus santuarios, de sus recursos económicos, del gobierno y carácter de sus habitantes. No es maravilla que Cock, como hombre de su tiempo, carezca de crítica y acoja con asombrosa facilidad las leyendas más absurdas, sobre todo las que se refieren a la fundación de monasterios y capillas en que su devoción poco ilustrada se complacía. Estos defectos están, sin embargo, suficientemente compensados por una cualidad tan rara como estimable: el espíritu de observación. A la vez que descripciones de fiestas y torneos, listas de señores e itinerario de la familia Real, encierran estos Anales abundante copia de preciosos detalles, que seguramente ningún otro cronista oficial nos hubiera jamas dado. A esta laudable curiosidad somos deudores de los pasajes relativos a la fabricación de la cerámica morisca de reflejos metálicos, cuyo ingenioso procedimiento era punto menos que ignorado, a la explotación de las salinas cercanas a Zaragoza, y tantos otros detalles sobre las costumbres de todas las clases de la sociedad en aquel tiempo, y el carácter peculiar de aragoneses, catalanes y valencianos, que en vano se buscarán en otras obras históricas. Hoy que con tanta avidez se recogen datos para reconstruir la historia de las clases obreras y de los usos y tradiciones populares, tan desdeñados por nuestros cronistas, ofrece la Relación de Cock mayor interés y más poderoso atractivo.»


No hay comentarios:

Publicar un comentario