Juan de Mariana, de quien ya hemos presentado su Historia general de España y su Del rey y de la institución de la dignidad real, publicó en 1609 en Colonia un volumen en latín titulado Ioannis Marianae septem tractatus. Entre los ensayos que contenía se encontraba este De monetae mutatione, que más tarde será traducido por su propio autor, aunque no impreso, a causa del revuelo que produjo su contenido original, repitiéndose la agitación que años atrás había producido el De rege et regis institutione, con su defensa del regicidio. Este nuevo escándalo nos lo cuenta así Lucas Beltrán, en el estudio que le dedica:
«El duque de Lerma, favorito de Felipe III, creyó que este trabajo le atacaba personalmente y dio orden a los representantes de España en las capitales europeas de comprar y recoger en las librerías los ejemplares que encontrasen. Parece que la orden fue tan bien cumplida que pocos de ellos se salvaron de ser destruidos, y menos numerosos todavía fueron los que lograron entrar en España. (…) La Inquisición le procesó y en septiembre de 1609 fue preso y conducido al convento de San Francisco de Madrid. Mariana tenía setenta y tres años, pero mostró firmeza durante el proceso, reconoció que era el autor de los siete libros publicados en Colonia y no se retractó de nada de lo que allí estaba escrito. Tras un año de reclusión en el convento y de haberse comprometido a no reimprimir el trabajo De monetae mutatione sin hacer en él ciertas correcciones, fue puesto en libertad sin condena y regresó a Toledo.»
¿Cuál es el escandaloso contenido de esta obra? El autor parte de los presupuestos políticos analizados en la anterior obra citada: quiere delimitar los campos por los que se extiende la autoridad real, como consecuencia de de la primitiva delegación del poder por parte de los que pasaron entonces a ser sus vasallos. Son rechazables todas las extralimitaciones, que tenderán a convertirlo en tirano: en ningún caso el rey es el propietario del reino y de los bienes que contiene. Sin embargo para cumplir su función requiere de de recursos, que obtendrá por medio de los tributos que sus vasallos consientan en concederle. Mariana observa que en ocasiones los reyes acuden a un subterfugio para aumentar sus recursos, y es manipular el valor de la moneda disminuyendo la cantidad de metales preciosos que contiene. A partir de aquí, el autor realizará un exhaustivo análisis económico y moral de sus consecuencias en la sociedad.
El pensamiento económico de Mariana ha atraído a muchos autores, aunque cada uno de ellos lo ha interpretado de modo diferente en función de la propia ideología (tomamos las referencias del estudio antes mencionado): Pi i Margall, que editó un buen número de obras de Mariana en la Biblioteca de Autores Españoles, lo percibe teocrático. Años después Joaquín Costa, en cambio lo considera defensor del colectivismo. Ya en el siglo XX, Diego Mateo del Peral observa su talante social que le lleva a ocuparse por los perjuicios que provoca la alteración de las moneda entre los más desfavorecidos. Por último, para Lucas Beltrán esta obra es ante todo «una defensa de la propiedad privada, de la democracia política, de los presupuestos equilibrados y de la moneda sana de valor estable, que resulta ventajosa para todas las clases sociales. Si no conociéramos ninguna otra obra del autor, no dudaríamos en calificarle de economista liberal.»
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