viernes, 20 de diciembre de 2019

Valentín Almirall, El catalanismo; motivos que lo legitiman, sus fundamentos científicos y sus soluciones prácticas


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Del prólogo a la traducción española (1902): «A muchos se hará extraño que, después de algunos años de apartamiento completo de la vida pública, y teniendo o poco menos puesto ya el pie en el estribo, salgamos ahora con una edición, en castellano por añadidura, de nuestras obras y escritos políticos y literarios, que quizá aparecerán trasnochados y pasados de moda y aún ridículos a los ojos de esta generación de catalanistas que a fuerza de exageraciones patrioteras ha llegado a descubrir que, como los antiguos griegos, pero sin tener los fundamentos que estos tenían, ha de declarar bárbaros a los no catalanes, y aun a los que no piensan, hablan ni rezan como ellos, aunque hayan nacido en Cataluña. Precisamente volvemos a publicarlos, y lo hemos puesto en la lengua más general de la nación de que formamos parte, para que sean más los que nos comprendan y evitar así que jamás se pueda por nadie con aquellos confundírsenos.

»Fuimos los primeros, o de los primeros a lo menos, en pregonar y propagar las excelencias del regionalismo en general y las ventajas que del mismo podría reportar nuestra patria catalana, y no han pasado todavía treinta años que hemos de hacer constar que nada tenemos de común con el catalanismo o regionalismo al uso, que pretende sintetizar sus deseos y aspiraciones en un canto de odio y fanatismo, resucitado o medio resucitado de un período anormal y funesto de la historia de nuestras disensiones (…) En hora buena que los separatistas por odio y malquerencia sigan los procedimientos que crean que mejor les llevan a su objetivo, pero no finjan, ni mientan, ni pretendan engañarnos. El odio y el fanatismo sólo pueden dar frutos de destrucción y tiranía; jamás de unión ni concordia. Pretender buscar la armonía entre las regiones españolas que han de vivir unidas, por el camino de los insultos o al menos de los recelos, nos hace el efecto de dos que están prometidos para el matrimonio y emplean el tiempo que duran sus relaciones preparatorias, en insultarse y rebajarse el uno al otro en competencia (...)

»Tal ha sido siempre nuestra convicción que hemos defendido y propagado desde hace treinta años. Nada tendría de extraño que durante tan larga fecha, alguna vez nos hubiésemos dejado arrastrar por alguna preocupación momentánea y de detalle, pero en el fondo siempre nuestra propaganda ha tendido a nuestro ideal. Jamás hemos entonado ni entonaremos Los Segadors, ni usaremos el insulto ni el desprecio para los hijos de ninguna de las regiones de España. Respecto al uso hablado y escrito de nuestra lengua catalana, hemos siempre sostenido el mismo criterio y mantenido el mismo punto de vista. Por dignidad, por justicia, pedimos dentro de nuestra región y para los poderes o autoridades que la representan y dirijan, la cooficialidad o la igualdad de derechos entre aquella y la general de España, sin oponernos, sino al contrario, que en aquellas otras regiones que tengan lenguaje especial se adopte idéntico criterio. Nunca hemos aspirado a imponerla, no ya a ninguna parte de España, pero ni aun a nuestra misma región: nos basta con poder hablarla y escribirla oficialmente y con que en ella deban entendernos y puedan en ella hacerse entender los que ocupan puestos oficiales (...) Pues que nuestro país posee dos lenguas, y una de estas es de las que más extendidas están en el mundo civilizado, ya que todas las personas regularmente ilustradas hablan las dos y aun las más incultas mejor o peor las entienden, locos seríamos si no procuráramos conservar tal ventaja, siguiendo y mejorando su cultivo.

»No tememos ni nos importan un comino las excomuniones que nos valdrá esta franca exposición de nuestro criterio. Es el que hemos sostenido siempre, y sin renegar de él jamás y no ocultándolo nunca; durante nuestra vida activa se nos ha elevado a todos los sitios de honor del regionalismo catalanista, desde las presidencias del primer Congrés Catalanista, del Centre Catalá y de los Jochs Florals de Barcelona, hasta la dirección del primer Diari Catalá y la presidencia del Ateneo Barcelonés. Las excomuniones que contra nosotros se lancen probarán que lo que ha variado no somos nosotros, sino los que han querido hacer del catalanismo un arma de reacción contra toda idea moderna y expansiva, así en el terreno político como en el social y en el religioso, absorbiendo a casi todo el carlismo de Cataluña, pero separándolo del de las otras regiones y dejándolo así aislado y por lo mismo impotente para algaradas y levantamientos serios armados, con lo cual han hecho un gran bien al país.»

Y sin embargo... Buena parte de los planteamientos, análisis y objetivos contenidos en la obra que comunicamos, contradicen las anteriores aseveraciones del autor, y parecen conducir en su lógico desarrollo a los planteamientos, análisis y objetivos de los sectores independentistas hoy dominantes en el catalanismo.

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