viernes, 28 de agosto de 2020

Thomas Gage, Relación de sus viajes en la Nueva España


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Thomas Gage (1603-1656) publica en 1648 The English-American his Travail by Sea and Land: or, A New Survey of the West-Indias, containing A Journall of Three thousand and Three hundred Miles within the main Land of America. Carmelo Sáenz de Santa María, en su El despliegue cultural en el siglo XVII (que forma parte de la obra colectiva América en el siglo XVII. Los problemas generales, Madrid 1990) escribe lo siguiente: «En 1625 llega a Guatemala el dominico inglés Thomas Gage, llamado en religión fray Tomás de Santa María, quien tras una breve estancia en Chiapas se instala en la capital del reino, donde le encargan una cátedra de filosofía en el colegio de Santo Tomás, que entonces inauguraba sus facultades académicas. Gage es cáustico al describir a los hidalgos chiapanecos, es más respetuoso cuando habla de los habitantes de Guatemala; pero en todo caso es un viajero que lo ve todo a través de sus hermanos de hábito, de los que por otra parte se va distanciando progresivamente. Antes de dar por terminada su estancia en el reino se procura un curato de indios, que le abren el panorama de la profunda transculturación desarrollada en las comunidades indígenas. En el plano cultural no habla demasiado bien de las normas académicas del colegio de Santo Tomás el que le hubiera sido encargada una cátedra de Artes; punto este no confirmado por otras fuentes. Es realista ―aunque exagerada― la descripción de un acto teológico en que se discutió la pía doctrina de la concepción inmaculada de María, que... enfrentaba radicalmente a los dominicos con el resto de las escuelas teológicas.

»Gage dio a la imprenta la relación de sus viajes y, naturalmente, no lo hizo ni en Guatemala ni en España, lo hizo en Londres; cuando había decidido no sólo abandonar el hábito religioso, sino también el catolicismo en una primera etapa, y el anglicanismo en una segunda y ya definitiva. Gage ―nos dice― no quedó satisfecho con la primera edición de sus obras; su lengua no sonaba a inglés, después de tantos años pasados en ambientes de habla hispana; hizo una segunda y poco tiempo después apareció la primera traducción francesa, de la que se hizo finalmente la traducción española actualmente en uso, de la que faltan no sólo pasajes controvertidos contra el catolicismo, sino multitud de frases hispanas literalmente transcritas en el original, que ha perdido toda su lozanía en esta doble traducción.»

El mismo autor, años antes, en su Los viajes de Gage en el siglo XVII hispanoamericano, nos proporcionaba información sobre la peripecia vital de Thomas Gage tras su regreso a Inglaterra: «El reinado de Carlos I ha entrado en crisis y justamente seis días después de que el rey levantase el estandarte de la acción militar contra el parlamento, Gage se decide a pronunciar en la antigua iglesia de San Pablo su sermón de retractación (…) Con esta acción rompe Gage con su pasado y especialmente con su familia: precisamente su hermano mayor era uno de los jefes de mayor prestigio militar en el ejército del rey: su muerte en campaña, poco después, fue una de las concausas del desastre monárquico. La retractación de Gage fue un poco prematura: poco tardó en darse cuenta de que no era la Iglesia de Inglaterra la que había de salir triunfante en aquella contienda; en fecha no precisada juzgó oportuno adherirse al movimiento puritano que —de todas maneras— casaba mejor con sus aires de reformador de costumbres, que se le acomodaban tan bien.

»Desde el puritanismo, bien establecido en la vicaría de la actual ciudad veraniega de Deal, considera llegado el momento de llevar adelante lo que entonces juzga su vocación celestial: redimir a América del yugo católico romano (…) Cromwell no despreció la insinuación: se conserva en la Colección de Papeles de Estado correspondiente a los años 1654-1655, el parecer que Gage redactó a petición del Protector (… que) mezclaba de manera algo incongruente las razones éticas con las estratégicas. En primer lugar va —decía— la gloria de Dios; siguen los pecados privados y públicos de los habitantes de aquellas tierras: pecados que han producido entre ellos el presentimiento —casi profético, eco de fray Bartolomé de las Casas— de que habrían de ser entregados en manos del extranjero. Si alguien puede presentar un título razonable para encargarse de esa misión depuradora, este era el pueblo inglés, tan injustamente tratado por los españoles en América, y tan purificado entonces por la revolución puritana.

»El informe baraja también los argumentos estratégicos y tácticos (...) Gage insiste en los condicionamientos humanos: América está casi despoblada de españoles; son todavía menos los procedentes de la península. Entre peninsulares, criollos, negros, indios, mulatos y mestizos existen tales divisiones que no se podría esperar resistencia ninguna a invasores bien organizados y penetrados de la justicia de la causa (…) Cromwell estableció sobre tan fantástico plan su western design, organizó la Armada —lejano eco de aquella que fue apodada la Invencible—, la puso bajo la dirección de Guillermo Penn y del general Venable, y como asesor político-religioso, nuestro Gage; se conserva la orden por la que la fragata Fagons pasó a recogerle a su vicaría de Deal. La expedición fracasó; flaco consuelo pareció entonces la conquista de Jamaica. Allí murió nuestro Gage a comienzos de 1556; en Deal dejaba viuda y dos hijas.»

Grabado de la edición alemana de Leizig, 1693.

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