viernes, 18 de septiembre de 2020

Carlos de Sigüenza y Góngora, Infortunios de Alonso Ramírez


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Alonso Ramírez, natural de San Juan de Puerto Rico, capturado por piratas ingleses en las islas Filipinas, sufrió aventuras y penalidades prolongadas hasta su regreso al Nuevo Mundo tras dar la vuelta al mundo. Una vez establecido en la Nueva España, narrará pormenorizadamente (aunque no falten sugestivas lagunas) su vida a Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700), el más afamado científico y literato del virreinato, que la transcribirá y publicará en 1690. El dieciochesco José Mariano Beristáin y Souza, en su capital Biblioteca Hispano-Americana Septentrional, nos presenta así al destacado autor-relator de las prodigiosas desventuras del aventurado puertorriqueño:

«SIGÜENZA Y GÓNGORA (D. Carlos) uno de los más completos literatos de la Nueva España: poeta, filósofo, matemático, historiador, anticuario y crítico. Nació en la ciudad de México el año 1645, habiendo tenido por padre a D. Carlos Sigüenza, maestro del príncipe don Baltasar. En 17 de octubre de 1660 tomó la sotana de jesuita y en 15 de agosto de 1662 hizo los primeros votos en el colegio de Tepozotlan; especie que se le ocultó al señor Eguiara, pero que consta del libro original de profesiones que tengo en mi poder. A poco tiempo dejó este Instituto, a que siempre conservó particular devoción, pero volvió a abrazarlo al tiempo de su muerte, acaecida en 22 de agosto de 1700, habiéndole hecho magníficos funerales los PP. jesuitas del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo de México. Sacerdote secular y profundamente instruido en las ciencias sagradas, hizo al mismo tiempo tantos progresos en las matemáticas de que fue catedrático en la Universidad de su patria, que conocidos en la corte de Luis el Grande de Francia, mereció de aquel príncipe, protector de las ciencias y de los sabios, que le convidase a París y le ofreciese pensiones y honores, que el modestísimo español mexicano renunció, prefiriendo el título de cosmógrafo regio con que le distinguió el Sr. D. Carlos II.

»Peritísimo en la lengua, historia y antigüedades de los indios, y habiendo acopiado un considerable número de escritos simbólicos y mapas, ya por la herencia que le dejó el erudito indio D. Juan de Alva, descendiente de los reyes de Tezcuco, y ya por su diligencia e insaciable curiosidad en esta materia, no sólo emprendió una historia completa antigua del imperio de los chichimecas, desde su entrada en la América Septentrional, sino que aplicando sus conocimientos astronómicos a los monumentos de los indios, arregló a las épocas de la historia europea las de la historia de los mexicanos. Sin embargo de tales estudios, sirvió diez y ocho años el empleo de capellán del hospital del Amor de Dios, y el de limosnero del venerable arzobispo D. Francisco de Aguiar y Seijas; de los que le arrancó para una expedición pública, literaria y muy interesante, al virrey D. Gaspar de Sandoval, conde de Galve el año 1693. Tal fue la de acompañar al general de la Armada D. Andrés de Pez a las exploraciones y descripción del seno mexicano, que desempeñó nuestro Sigüenza, como largamente refiere el historiador de la Florida D. Gabriel de Cárdenas, y yo compendiaré todavía.

»Regresando a México, sin dejar la pluma de la mano, se empleó en los últimos años de su vida en ejercicios de piedad cristiana, y falleció, jesuita como se ha dicho, a los 55 de su edad. Hicieron mención honorífica de nuestro autor el viajero italiano Gemeli Carreri en su obra intitulada Giro del mundo parte 6, libro I, donde no sólo le alaba por su erudición, sino por la liberalidad con que le comunicó cuanto allí escribe de los antiguos monumentos de los mexicanos; el caballero Boturini en su Idea de una nueva Historia de la América Septentrional y en su Museo; D. Salvador Mañer en su Anfiteatro crítico, numerando entre los matemáticos españoles a nuestro Sigüenza; León Pinelo en su Biblioteca Occidental: D. Nicolás Antonio en la Hispana, aunque muy escaso de noticias de los escritos de nuestro autor; el Ilmo. Castorena en el tomo III de las Poesías de la Monja de México; el P. Florencia en su Historia de Guadalupe; Fr. Isidro Félix Espinosa en su Crónica de los colegios de Propaganda Fide; Cabrera en su Escudo de Armas de México; Cárdenas en su Historia de la Florida; el editor de la obra del Origen de los Indios, y otros.

»A que debe agregarse aquí el elogio que le hizo Sor Juana Inés de la Cruz en el siguiente soneto, que no se halla impreso hasta ahora, y alude a la descripción del Arco Triunfal, que hizo Sigüenza para el recibimiento del virrey de México, marqués de la Laguna; y que envió a la censura de la poetisa.

                                                        »Dulce, canoro Cisne Mexicano,
                                                   Cuya voz, si el Estigio lago oyera
                                                   Segunda vez a Euridice te diera
                                                   Y segunda el Delfín le fuera humano:
                                                        A quien si el Teseo muro, si el Tebano
                                                   El Ser en dulces cláusulas debiera,
                                                   Ni a aquel el griego incendio consumiera,
                                                   Ni a este postrara Alejandrina mano:
                                                        No al Sacro Numen con mi voz ofendo,
                                                   Ni al que pulsa divino plector de oro
                                                   Agreste vena concordar pretendo;
                                                        Pues por no profanar tanto decoro,
                                                   Mi entendimiento admira lo que entiendo,
                                                   Y mi fe reverencia lo que ignoro.»

Y concluye con la extensa relación y comentario de sus obras, publicadas o manuscritas, de la que entresacamos algunas: Primavera indiana, Las glorias de Querétaro, Teatro de virtudes políticas que constituyen un buen príncipe, Triunfo Parténico, Paraíso Occidental, Manifiesto filosófico contra los cometas, Libra astronómica, El Belorofonte Matemático contra la quimera astrológica de D. Martín de la Torre, Relación histórica de los sucesos de la Armada de Barlovento a fines de 1690 y fines de 1691, Trofeo de la justicia española contra la perfidia francesa, Los infortunios de Alonso Ramírez, Mercurio volante, El oriental planeta evangélico, Descripción del seno de Santa María de Galve, alias Panzacola, de la Movila y del Río Misisipí, La piedad heroica de D. Femando Cortés, Tratado sobre los eclipses de sol, Ciclografia Mexicana, Historia del imperio de los Chichimecas, Genealogía de los reyes mexicanos, Elogio fúnebre de la célebre poetisa mexicana Sor Juana Inés de la Cruz...


1 comentario:

  1. Muchas gracias, la Historia es apasionante, pero la Historia de la América hispana, me apasiona muchísimo.

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