lunes, 4 de abril de 2022

Faustino Casamayor, Diario de los Sitios de Zaragoza (1808-1809)

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El autor, a últimos de agosto de 1808, da un suspiro que casi percibimos, y escribe: «Esto es cuanto hasta el día último de agosto ocurrió en el memorable primer sitio, relativo a las heroicas acciones ejecutadas en la Imperial Zaragoza, escritas en el mismo día que sucedieron y aunque no todo lo que pasó se incluye en este Diario (pues esto es imposible a un sujeto solo), cuando menos podrá formarse una razón exacta del día fijo de sus acontecimientos que deben ser el alma de esta clase de escritos, como lo fue de su autor, para perpetuar las brillantes empresas de sus compatriotas y eternizar su memoria.» Satisfecho con el fracaso y retirada del ejército francés que asediaba su ciudad, ignora que apenas tres meses después se va a reanudar el cerco, y que esta vez el resultado será muy distinto.

Concepción Sánchez Rojo, en la revista Rolde, núm. 124-125 (2008), escribía lo siguiente: «Faustino Casamayor y Ceballos, cronista, observador implacable de la vida cotidiana zaragozana, es sobradamente conocido por historiadores e investigadores, sobre todo, del periodo que comprende la Guerra de la Independencia, esto es, desde 1808 hasta 1814. La obra que le ha dado este reconocimiento es Años políticos e históricos de las cosas particulares ocurridas en la Imperial y Augusta ciudad de Zaragoza. Un diario que comenzó a escribir en el año 1782 y que terminaría en 1833, justo un año antes de su muerte y que ha resultado ser una utilísima fuente para el estudio, en su conjunto, de la vida cotidiana de la época. Faustino Casamayor nació en Zaragoza, el 15 de febrero de 1760, fue bautizado en la parroquia de San Miguel de los Navarros. Su vida transcurrió siempre en la misma ciudad excepto un breve periodo de tiempo, dos meses en 1817, en los que se trasladó a Madrid y que él mismo menciona en su diario.

»Son realmente escasas las ocasiones en las que el autor se incluye como afectado en el relato. Toda su obra transcurre desde el punto de vista del observador que describe, casi nunca del protagonista que actúa. Años políticos… comenzaba en 1782, por tanto, contaba el autor veintidós años. Había cursado estudios en la Universidad Literaria de Zaragoza, de Leyes, de Filosofía, de Cánones… desde 1774 en que ingresó hasta 1782 en que consta su última matriculación. Este último año fue un momento crucial para Casamayor, por un lado, terminaba o abandonaba sus estudios universitarios, heredaba laboralmente el cargo que ocupaba su padre, Juan Casamayor Ocaña, como Alguacil de la Real Audiencia de Aragón, por otro lado, junto a su tío, Lamberto Ansay, actuaba como apoderado de los condes de Robres y, a la vez, comenzaba su crónica, una tarea que le iba a acompañar toda su vida. Todos los años de estudios universitarios, sin duda, lo habían convertido en un personaje más cercano a un ilustrado de lo que su dedicación profesional daba a entender y lo capacitaban para llevar a cabo la tarea de dejar constancia día tras día de los sucesos cotidianos.»

Y más adelante: «Casamayor percibió la importancia histórica que suponía para Zaragoza el haber sufrido los dos asedios, y llevó a cabo el minucioso relato de lo acaecido día a día en el Diario de los Sitios de Zaragoza (…) La obra del Diario… está formada por dos tomos manuscritos, uno por cada asedio. El correspondiente al primer sitio comprende desde el 24 de mayo al 31 de agosto de 1808. Se trata de una obra que triplica al volumen del segundo ejemplar. Consta de 236 páginas manuscritas. La razón de esta densidad es la participación que tuvo en la defensa de la ciudad la población civil, y este hecho fue acicate para que el cronista describiera con un mayor lujo de detalles las acciones peligrosas, arriesgadas, temerarias, a las que los defensores zaragozanos se tuvieron que enfrentar cuando los ejércitos napoleónicos, que intentaban por todos los medios posibles entrar en la ciudad, atacaban sin descanso. El segundo tomo, de menor volumen, está formado por 81 páginas manuscritas y comprende desde el 29 de noviembre de 1808 hasta el 20 de febrero de 1809, día en que la ciudad ofreció su capitulación. Destaca el cronista en este volumen la participación del elemento militar que defendió, en mayor número que en el primer sitio, Zaragoza. Estas fuerzas militares, expertas ya en otras batallas, dieron lugar a que se redujera, en buena medida, a la hora de describir sus acciones, el impacto que había producido durante el primer asedio la inexperiencia y la bravura demostrada por los hombres y mujeres zaragozanos ante el invasor; situaciones y hechos que inmediatamente habían producido la creación del mito heroico por la resistencia ofrecida y que ha llegado hasta nuestros días con nombres célebres por todos conocidos.»

Reproducimos la edición que realizó José Valenzuela en 1908, con ocasión del primer centenario de los sitios, en la que descargó a la obra de una parte de su carga documental (bandos, Gacetas extraordinarias, etc.), que podía resultar un tanto innecesaria. La edición completa se encuentra en Diario de los Sitios de Zaragoza, edición prólogo y notas de Herminio Lafoz Rabaza, Editorial Comuniter, Zaragoza 2000. Una última reflexión: la obra, a pesar de su talante cronístico, que le lleva a anotar los hechos de forma trasparente y escueta, al tiempo que ocurren, no carece de interés para el lector ocasional. Y la misma reiteración, acumulación de excesos, calamidades y mortandad, resultan absorbente, y pienso que también para el lector que carece de intereses localistas, ya que muestra crudamente la atrocidad de la guerra, aunque ponga también de manifiesto el orgullo por la heroica defensa de los patriotas. Y también puede servirnos para evocar a Mariúpol y a las demás ciudades de Ucrania actualmente sitiadas.

Sobre los sitios de Zaragoza tenemos a nuestra disposición el clásico de Agustín Alcaide Ibieca, Historia de los dos Sitios de Zaragoza. José Mor de Fuentes, en su Bosquejillo de la vida y escritos delineado por él mismo, nos cuenta su breve participación en los comienzos del primer sitio (y lanza algún venablo contra Alcaide Ibieca). En sus libros quinto y séptimo de su monumental Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, el Conde de Toreno se ocupa de ellos. Y respecto a la ficción, no podemos olvidarnos de Zaragoza, en la primera serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós.


A. Convento de carmelitas descalzas, las Fecetas.
B. Residencia de Palafox en los últimos días del segundo sitio.
C. Postigo o salida a la ribera del Ebro, llamado de Aguadores.
D. Casas de la Ciudad, en cuya sala consistorial celebra el Excmo. Ayuntamiento sus sesiones.
E. La Lonja de la ciudad.
F. Palacio de la Real Audiencia, antigua casa de la Diputación del reino.
G. Palacio del señor Arzobispo.
H. Palacio de los marqueses de Lazán, en donde nació el general Palafox.
I. La Aduana.
J. Casa de la Diputación del Reino.
K. Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis.
L. Colegio de trinitarios calzados.
M. Hospitalito de huérfanos de ambos sexos .
N. Casas que quedaron arruinadas con la explosión del almacén de pólvora, el 27 de junio.
O. Puerta Cineja, frente a la Cruz del Coso.
P. Plazuela de la Virgen del Rosario.
Q. Manzana en donde existe la casa del autor.
R. Casa de Sardaña.
S. Palacio de los condes de Aranda.
T. Casa de don Jacinto Lloret, donde estaba la Tesorería.
U. Casa del procurador don Manuel Aguilar.
X. Plazuela de las Estrevedes.
Y. Palacio de los Gigantes. Antes, morada de los capitanes generales; hoy, Real Audiencia.
Z. Arco de Toledo.
(Agustín Alcaide Ibieca, Historia de los dos Sitios de Zaragoza)

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