Retrato, por Rafael |
Jorge Urcelay nos presenta así la obra de esta semana: «El Viaje hecho en España y Francia es un breve y encantador relato del periplo por ambas naciones de Andrea Navagero (Venecia, 1483 – Blois, Francia, 1529). Celebrado poeta e historiador, fue embajador de Venecia sucesivamente ante el emperador Carlos V y ante el rey francés Francisco I. Navagero fue inmortalizado en un famosísimo cuadro de Rafael Sanzio, siendo también referido en nuestras historias de la literatura por su decisiva influencia en el poeta Juan Boscán, introductor en España de las formas italianizantes. El Viaje es una obra de relevancia. Y no tanto por su contenido político e histórico ―como, en principio, cabría esperar del punto de vista de un embajador en un periodo histórico tan excepcional― como por el alarde de curiosidad y sensibilidad de un genuino humanista del Renacimiento que capta y describe con rigor lugares, monumentos y costumbres, tal y como se encontraban en el primer tercio del siglo XVI (…)
»La primera edición del Viaje se realizó en Venecia en 1563 por el impresor Domenico Farri, quien se la dedicó al obispo Lepido Malaspina. Consta de 68 páginas por las dos caras; los párrafos no están numerados. Por la dedicatoria sabemos que el manuscrito original llegó a manos del amigo de Navagero e ilustre geógrafo Giovanni Battista Ramusio, Secretario que fue del Ilustre Consejo de los Diez, y de él pasó a su hijo Paolo, quien se lo mostró al impresor Farri. En 1718 los hermanos Cayetano y Joanne Antonio Volpi editaron la Opera Omnia de Andreas Naugerius o Andreae Naugerii o Andreae Naugerio (por estos nombres latinizados le citan) en Padua. En 1754 la Tipografía Remondianiana de Venecia publicó una segunda edición de aquella. En las dos aparecen un estudio biográfico y crítico redactado por Joanne Antonio Volpi sobre Navagero y su tiempo. Los párrafos del texto del Viaje están numerados.
»La primera traducción y edición españolas del Viaje no llegará hasta 1879 y fue el resultado de un meritorio trabajo de Antonio María Fabié . El erudito y político sevillano integró la traducción del relato de Navagero en un volumen más amplio que tituló Viajes por España de Jorge de Einghen, del Barón de Rosmithal, de Francisco Guicciardini y de Andrés Navajero. Fue publicado en la colección Libros de Antaño de la Librería de los Bibliófilos, en Madrid. Fabié inicia su volumen con una amplísima introducción del contexto histórico de cada uno de los cuatro viajes que tradujo y anotó. Parece, por otro lado, haber desconocido la primera edición italiana de 1563, basándose en la de la obra completa, como sugiere la utilización de la numeración de los párrafos del texto. El Viaje va seguido de las cinco cartas que el veneciano escribió al ya mencionado Ramusio con las descripciones, reproducidas también en el Viaje, de algunos de los lugares que visitó en España. No incluye, en cambio, la parte del relato correspondiente a Francia.» Es ésta la traducción que reproducimos.
Tras enumerar las ediciones posteriores de la obra, Urcelay expone así el objetivo de la embajada de Navagero: «Navagero había arribado a la Corte imperial, en ese momento en Toledo, el 11 de julio de 1525. Su misión diplomática no era sencilla para un hombre honesto y sensible como él: después de la derrota francesa de Pavía, salvar la cara de una Venecia que desconfiaba de Carlos V, y ganar tiempo simulando intentos de llegar a una paz acordada. Se ha dicho que quizá esa contradicción entre la personalidad de Navagero y la pretensión de la Señoría veneciana explique que la crónica reflejada en el Viaje apenas haga mención de acontecimientos de significación política, conteniendo en cambio, como ya he señalado, una atractiva narración de las cosas que llamaron su atención en los diferentes lugares que recorrió… Cuenta Navagero en su libro que desde el 17 de octubre de 1527 la Corte imperial se instaló en la ciudad de Burgos y allí los embajadores de la Liga negociaban con Carlos V para tratar de ajustar la paz. El 21 de enero de 1528, viendo que estos intentos diplomáticos no llegaban a buen término, los embajadores de la Liga deciden regresar a sus respectivos lugares de origen, pero el Emperador ordena retenerlos y que sean conducidos a Poza hasta que los embajadores imperiales pudieran regresar a España.»
Muchas gracias.
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