lunes, 3 de enero de 2022

Textos antiguos sobre el mito de las edades (Hesíodo, Platón, Ovidio, Virgilio, Luciano)

Luciano de Samósata

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Hace unas semanas leíamos en Vasco de Quiroga la alabanza de las sociedades amerindias (y la consecuente crítica a la de los conquistadores), mediante su comparación con la mítica Edad de Oro: «Y cuasi de la misma manera que he hallado que dice Luciano en sus Saturnales que eran los siervos entre aquellas gentes que llaman de oro y edad dorada de los tiempos de los reinos de Saturno, en que parece que había en todo y por todo la misma manera e igualdad, simplicidad, bondad, obediencia, humildad, fiestas, juegos, placeres, beberes, holgares, ocios, desnudez, pobre y menospreciado ajuar, vestir, y calzar y comer, según que la fertilidad de la tierra se lo daba, ofrecía y producía de gracia y cuasi sin trabajo, cuidado ni solicitud suya, que ahora en este Nuevo Mundo parece que hay y se ve en aquestos naturales, con un descuido y menosprecio de todo lo superfluo, con aquel mismo contentamiento y muy grande y libre libertad de las vidas y de los ánimos que gozan aquestos naturales, y con muy gran sosiego de ellos, que parece como que no estén obligados ni sujetos a los casos de fortuna, de puros, prudentes y simplecísimos.»

En distintas culturas y tradiciones encontramos la referencia a un pasado ideal y perfecto (el Edén, las islas de los bienaventurados, la Atlántida, el mismo Númenor…) que por diversas razones se han desvanecido para siempre. Se perciben como la patria ancestral, que se añora, y se deploran las causas, propias y ajenas, inocentes y culpables, que motivaron su perdición. Y de ahí la satisfacción con que en ocasiones se encuentran atisbos o vislumbres de dicha plenitud en el presente de sociedades extrañas, como hizo Quiroga y tantos otros avistadores de paraísos perdidos, en los mares del Sur, por ejemplo. A ello se suma, desde el triunfo de la modernidad, una interesante inversión por la que la sociedad ideal se proyecta voluntariosamente, teleológicamente, hacia el futuro. Lo viene practicando buena parte de Occidente desde hace más de dos siglos, mediante el diseño de cambiantes, contradictorias y efímeras sociedades perfectas: y aquí caben tanto el omnipresente y voluble progresismo como los mundos perfectos totalitarios.

Pero en esta ocasión nos limitaremos a una breve selección de autores griegos y romanos. Hesíodo, en Los trabajos y los días, y Ovidio, en Las metamorfosis, nos presentan dos versiones del mito de las edades de los hombres, que arrancan con la del Oro. Por su parte, Platón en el Político, y Virgilio en las Geórgicas y en la Eneida, contraponen el mundo ideal regido por Saturno, a su mundo real, mucho más atroz, regido por Júpiter. Luciano de Samósata realiza la misma contraposición, pero tomando como punto de partida las tradicionales fiestas saturnales, en las que se pretendía imitar las condiciones de vida durante el reinado de Saturno. Y por supuesto, en su característico tono satírico. Todos estos breves textos nos permiten un acercamiento a lo que se percibía como deseable, pero no factible, en las sociedades humanas de ese tiempo. Es decir, a la utopía. Concluiremos con el conocido remake cervantino, el discurso de Don Quijote a los cabreros, o de las bellotas.


Fantasía, de Walt Disney.

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