lunes, 29 de noviembre de 2021

Julián Garcés, Bernardino de Minaya y Paulo III, La condición de los indios (1537)

Paulo III

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Desde su descubrimiento, las Indias dieron lugar a un encendido debate ético, jurídico y religioso sobre la licitud de la propia conquista, ocupación y dominio de los naturales, y sobre qué procedimientos utilizar en todos esos campos. Ya hemos comunicado en Clásicos de Historia algunos documentos en este sentido: la Brevísima relación de la destrucción de las Indias de Bartolomé de Las Casas, el Demócrates segundo de Juan Ginés de Sepúlveda, y la conocida Controversia de Valladolid, en la que intervienen los dos anteriores junto con Domingo de Soto. Desde el terreno universitario fueron decisivas las Relecciones correspondientes de Francisco de Vitoria, así como desde el más pegado a la realidad cotidiana lo fueron las obras de Motolinía y Acosta y la muy posterior de Juan de Palafox… Pues bien, en 1534 y desde Toledo se autoriza mediante una Real Provisión la esclavización de los indios en ciertos casos, lo que desata un movimiento contrario en su favor. Isacio Pérez, en su contribución a la obra colectiva La ética en la conquista de América (Madrid 1984), nos lo cuenta así:

«Al recibirla en México, la Audiencia ―y en particular el oidor Vasco de Quiroga― escriben cartas en las que exponen sus reservas respecto a la ejecución de tal Provisión (…) En 1534 se encontraba Fray Bernardino de Minaya de Paz, O.P., en México (recién llegado del Perú), de cuyo convento era prior. De hecho, en México se atribuía ―parece que equivocadamente― la expedición de la mencionada Provisión al influjo en España del Parecer entregado años antes al Consejo de Indias por Fray Domingo de Betanzos, O.P., en el que presentaba a los indios como bestias humanas, incapaces de recibir la fe y de integrarse en una vida civilizada. Ante esta situación, Minaya, hacia fines de 1534, habla con el oidor Quiroga y, seguramente también… con el obispo Juan de Zumárraga, O.F.M.; y a principios de 1535, emprende (de modo fugitivo) viaje a Veracruz con el propósito de embarcar para España y llegar a Roma. Y al pasar por Tlaxcala, obtiene del obispo Garcés, O.P., la conocida carta latina de súplica al Papa Paulo III a favor de la racionalidad de los indios y de su capacidad para recibir la fe, que también es una carta de presentación de Minaya ante el Papa y que Minaya llevó en mano. En Roma, como es sabido, consigue la famosa bula Sublimis Deus, con la cual se desfonda de un pretendido justificante ético la esclavización de los indios y las guerras de conquista o saqueo conducentes a ella.»

En el mismo sentido, León Lopetegui señala que «La bula Sublimis Deus, del 2 de junio de 1537, término de las gestiones proindias en Roma, fue precedida en algunos días (29 de mayo de 1537) por la carta apostólica de Paulo III al cardenal Juan de Tavera, arzobispo de Toledo, ordenándole prohibir bajo pena de excomunión ipso facto incurrenda, el reducir a los indios a la esclavitud en cualquier forma y por cualquiera. Esta intervención pontificia, un poco a espaldas de la corte y del cardenal Loaysa, dominico y presidente del Consejo de Indias, irritó a Carlos V, que ordenó recoger las bulas y consiguió de Paulo III que derogara el breve concedido al cardenal Tavera, en cuanto lesiva de los derechos patronales del emperador, o también perturbadora de la paz en las Indias. Una curiosa querella entre el Papa y el emperador en aquellos momentos decisivos en que se estudiaba la convocación del famoso concilio que definiera el campo doctrinal católico frente a la seudorreforma protestante. Nótese bien que el Papa anuló sólo el breve al cardenal Tavera por otro breve de 19 de junio de 1538 ―Non indecens videtur―, pero no la bula o las bulas sobre la racionalidad de los indios y diversas disposiciones disciplinares.» (Historia de la Iglesia en la América española, tomo I, Madrid 1965)

Bula Altitudo divini consilii, de Paulo III

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