lunes, 24 de mayo de 2021

Antonio José de Cavanilles, Observaciones sobre el artículo España de la Nueva Encyclopedia

 

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Escribe Antonio Mestre Sanchís en su Cavanilles y los ilustrados valencianos, publicado en la obra conmemorativa que Valencia dedicó a este autor en el segundo centenario de su muerte: «En 1782 apareció en la Enciclopedia metódica un artículo de Masson de Morvilliers, que bajo el título de Espagne, censuraba no sólo la decadencia cultural del momento, sino toda nuestra historia. Las reacciones no se hicieron esperar. Y Cavanilles, que residía en París como preceptor de los hijos del duque del Infantado, se consideró obligado a responder. De hecho, lo hizo con rapidez. Como no era historiador, buscó información de sus amigos: Juan Bautista Muñoz, Juan Antonio Mayans, Viera y Clavijo, Trigueros, Antonio Ponz, Cerdá y Rico, y publicó Observations de M. l’Abbé Cavanilles sur l’article Espagne de la Nouvelle Encyclopédie (París, 1784). La obra estaba destinada a dar una información sucinta de la historia cultural española para conocimiento de los franceses, que ignoraban por completo, o querían ignorar, nuestras aportaciones. Así lo confiesa el mismo Cavanilles: “me he propuesto demostrar aquí el montón de disparates y falsedades que acumulan, en lo que tengo yo mucho trabajado, pero para que salga con perfección le he de deber a Vm. me suministre sin pérdida de tiempo el nombre de los que se distinguen en la ciencia, sus producciones y méritos” (Cavanilles a Viera y Clavijo, 6-I-1784).

»Sin tratarse de una obra original y extraordinaria en el campo de la erudición encontró buena acogida entre los políticos. Bien recibida por el conde de Aranda, embajador español en París en ese momento, encontró el apoyo del todopoderoso ministro conde de Floridablanca y fue traducida al castellano y editada en Madrid el mismo año, con el título de Observaciones sobre el artículo España de la Nueva Encyclopedia. Escritas en francés por el doctor D. Antonio José Cavanilles, y traducidas al castellano por D. Mariano Rivera (Madrid, Imprenta Real, 1784). El libro alcanzó cierta resonancia. Porque, de hecho, en la obra aparecían muchos de los autores más importantes de nuestra cultura, antiguos y coetáneos (…)

»El mismo Cavanilles envió su libro al abate Juan Andrés, el jesuita exiliado en Italia y que acababa de publicar el volumen primero de su Origen, progresos y estado actual de toda la literatura. Y Andrés, espléndido conocedor de la literatura universal, y amante de nuestro pasado, respondió con sinceridad. Le gustaron las Observaciones, escritas con el buen estilo francés, pero también con la ligereza de nuestros vecinos. Pero el jesuita no dudó en señalarle algunas deficiencias. Dado que Francia es una nación “generalmente sobrado despreciadora de las otras”, está seguro, decía Andrés, que la obra producirá el deseado efecto (23-VIII-1784). Pero no deja de confesar que Cavanilles hubiera podido ampliar la nómina de autores que merecían elogios. “Bayer y Flórez merecen mayor elogio. Feijoo no se nombra y podía hacer una óptima figura, especialmente escogiendo algunos puntos... ¿Y Sarmiento? ¿Y Burriel?”. Por cierto, Andrés no puede menos de recordar al botánico que, si bien ha utilizado su obra sobre el Origen, progresos..., sin embargo, podrían haberse valido de otras noticias. Y recordaba, por ejemplo, las fábricas de papel de Xàtiva en el siglo XIII (...) Y añadía más juicios. No le gustaba el calificativo que daba a Mayans, como “el Plutarco español”, aunque podía haberlo elogiado más, así como debía haber dado más noticias sobre Bayer, Campomanes, Corachán o las Academias de Sevilla y de Barcelona, y hubiera podido utilizar muchas noticias que daba Mayans en su Specimen bibliothecae hispano-maiansianae, publicada en Hannover en 1753.»

El artículo original de Masson de Morvillier y la canónica respuesta de Juan Pablo Forner ya fueron en su día incluidos en Clásicos de Historia, y añadimos ahora, entre las numerosas que se publicaron, ésta del gran botánico Antonio José de Cavanilles (1745-1804). Pero el profesor Mestre se refiere también al escepticismo que manifestaron algunos intelectuales sobre la eficacia de estas apologías un tanto politizadas, y su preferencia por las acciones prácticas de la cultura española. Y transcribe este pasaje de una carta del citado Juan Andrés a nuestro autor: «Doy a V. mil gracias y norabuenas por su disertación botánica; la he leído luego y la he leído con mucho gusto, admirando la sutileza de su ingenio. Me he complacido también muchísimo de que haya V. procurado hacer honor a nuestra nación, dando a sus plantas los nombres de los nuestros que mejor las han conocido; ésta es una apología indirecta de nuestra nación, y si V. lo pudiera hacer con más extensión en esta clase y otros igualmente en otras, no necesitaríamos de otras apologías.»


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