viernes, 27 de noviembre de 2015

Textos reales persas de Darío I y de sus sucesores

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En el complejo mosaico del Asia occidental, medos y persas son pueblos de lenguas indoeuropeas que se establecen en el segundo milenio a. de C. en la meseta irania, en la vecindad de las grandes civilizaciones mesopotámicas, por entonces ya predominantemente semitas, de los que tomaran abundantes elementos culturales y materiales. Pero también están en contacto con los pueblos de la Anatolia, de Siria, y a través de ellos con los pueblos mediterráneos. Con el debilitamiento del imperio asirio a partir del siglo VII a. de C., llegará su hora: el persa Ciro creará el gran imperio persa aqueménide que será definitiva y complejamente organizado por Darío I, en su largo reinado del 522 al 486 a. de C.

El gran número de pueblos y culturas del territorio que se extienden entre la India, Asia central y el Mediterráneo (con sus confines en el extremo de Europa y de África) constituirán desde entonces una diversa unidad que tendrá una prolongada continuidad a través de sus sucesores sasánidas, hasta subsumirse como ingrediente principal en la nueva civilización islámica. Pero las fuentes literarias sobre el imperio aqueménide que tradicionalmente se han utilizado son las procedentes de su civilización rival, griegos y romanos, y especialmente Heródoto. De ahí el interés que revisten las abundantes inscripciones rupestres que conmemoran y hacen propaganda de los logros de esta dinastía. Y entre ellas la más destacada es la de Behistum.

Escriben Pilar Rivero y Julián Pelegrín: «La denominada inscripción de Behistum se halla próxima a la aldea iraní del mismo nombre, cerca de Kermanshah y en la vía natural que tradicionalmente comunicaba Hamadán con Babilonia. Se trata de un monumento de 50 metros de largo y 30 de ancho, esculpido sobre la ladera de un acantilado y a más de 50 metros de altura sobre el fondo del valle, lo que lo hace casi inaccesible. En él Darío I aparece representado en un bajorrelieve con el pie derecho sobre el mago Gaumata, y ante el soberano figuran atados quienes se rebelaron contra él. A los lados y debajo de la escena se hallan inscritas catorce columnas de texto redactado en escritura cuneiforme que en tres lenguas ―persa antiguo, acadio y elamita― que explica el ascenso de Darío al trono persa y celebra las victorias y la pacificación conseguida finalmente por el rey tal como él mismo ordenó registrarlas y grabarlas en septiembre del año 520 a.C.

»La narración coincide básicamente con el relato de Heródoto, pero la historiografía actual considera que la rebelión contra Cambises fue dirigida por el propio Bardiya, y que Darío inventó la historia del mago Gaumata y, por ello, la versión oficial de los hechos tal como figura en Behistum y en el autor de Halicarnaso, para justificar su ascensión al trono tras eliminar a Bardiya.

»El texto fue transcrito a partir de 1837 por Henry Creswicke Rawlinson con enormes dificultades dada su ubicación, y este oficial inglés presentó nueve años más tarde ante la Royal Asiatic Society de Londres no sólo la primera copia exacta del texto sino también su traducción completa a partir del desciframiento del cuneiforme persa, al que había llegado independientemente de los trabajos del alemán Georg Friedrich Grotefend.»


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