lunes, 25 de enero de 2021

Louis Hennepin: Relación de un país que nuevamente se ha descubierto en la América septentrional

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Escribe nuestro conocido Sebastián Fernández Medrano en el prólogo a su resumen y traducción de la obra que comunicamos esta semana: «Habiéndome llegado de París, entre otras cartas geográficas, la de un nuevo Descubrimiento hecho en la América Septentrional por los franceses de Canadá… la curiosidad de saber qué terreno era el recién descubierto, motivó en mí a hacer viva diligencia de si había algo escrito sobre este punto, y averigüé cómo el Sr. de La Salle, gobernador de un fuerte de los que la Francia tiene en la América, había emprendido hacer dicho descubrimiento, como lo hizo con alguna gente en que iban diversos misioneros y entre ellos un recoleto llamado Luis Hennepin, natural de Atha (plaza de la provincia de Hainaut) y que vuelto éste a Francia con el Sr. de La Salle, hizo un Tratado de lo descubierto, atribuyéndoselo a sí; pero como el Sr. de La Salle había sido el cabo y motivo de todo, no logró aquel religioso la primacía que pretendía, y disgustado se pasó a Holanda, y se despicó con dedicar al rey Guillermo y a aquellos Estados dicho descubrimiento, ofreciéndoles ser guía para ir a establecer colonias y la luz evangélica en aquel dilatado país, que es tan grande que excede a la Europa, comprendido entre el mar Glacial, Florida y Nuevo Reino Mexicano, y por donde corre un caudaloso río navegable, llamado Mississippi, que entra en dicho golfo; y dice en su dedicatoria que a nadie como a las naciones inglesa y holandesa conviene más el apoderarse de aquellas regiones y plantar en ellas la fe (esto dice un religioso) y como una y otra tengan dominios en aquellas partes, que les facilitan la entrada, le dieron oídos.

»Y esto, y que al rey cristianísimo se le ofrece la misma ventaja, y de que ya se ha servido, y asimismo dichas naciones, como adelante diré, valiéndose del Sr. de La Salle referido, me obligó a dar noticia a mi patria de todo, por lo que importa y puede importar tenerla de aquellas regiones, y así saqué de su impreso lo concerniente al viaje que se hizo, dejando las digresiones que lo indignado que se muestra contra la Francia, le obligan a prolongar la obra de su descubrimiento, donde permita la Majestad Divina sean nuestros españoles los que allá planten la Fe católica, como lo han hecho en lo demás de la América, a donde si hay algunos cristianos apartados de la Iglesia Romana, son los que han sido instruidos por la secta de Lutero y Calvino, que son los Misionarios, que este buen Recoleto, por su pasión, procura hagan lo mismo en aquellos salvajes que viven hoy sin ley ni religión.»

lunes, 18 de enero de 2021

Alexandre Olivier Exquemelin: Piratas de la América, y luz a la defensa de las costas de Indias Occidentales

 

Cabeza de Morgan, isla de
Santa Catalina (Colombia)

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El joven francés Alexandre Olivier Exquemelin (1645-1707) emprendió en 1666 viaje a América, en dependencia de la Compañía Occidental: podemos suponer su ambiciosas esperanzas de enriquecimiento. Pero sus expectativas no se cumplen: pronto queda en situación de servidumbre, y finalmente sale adelante como uno más de los numerosos miembros de las repúblicas piráticas que proliferan en torno a las islas Tortuga y Jamaica. Formará parte de expediciones dignas de incluirse en la borgiana Historia universal de la infamia; sus caudillos principales serán Lolonois y Henry Morgan. Sin embargo logrará sobrevivir y regresar a Europa, donde redactará su Histoire de aventuriers flibustiers qui se sont signalez dans les Indes. Se justificará afirmando que «Les Voyageurs aiment naturellement à parler de ce qui leur est arrivé, sur tout lors qu’ils sont hors de danger, et qu’ils croyent que ce qui leur est arrivé merite d’estre sçû; c’est pourquoy je en veux point dissimuler que je prens quelque plaisir à raconter ce qui s’est passé dans mon voyage.» La obra será un éxito, aunque se publicará inicialmente traducida al holandés en Amsterdam en 1678, a partir de la cual el doctor Bonne-Maison, médico en dicha ciudad, realizará la versión española que se editará en 1681 en Colonia, a partir de la cual se realizará la versión inglesa… Para entonces ya se ha publicado la versión alemana, y pronto aparecerá una versión francesa más extensa.

El impresor de la primitiva edición flamenca, Jan Claesz ten Hoorn, presentó así la obra: «La parte de la América que pertenece a la dominación española, y que por sus dilatadísimos circuitos parece un Nuevo Mundo, es de tal suerte incógnita a nuestra nación flamenca, como si de ninguna manera fuese en el orbe, por razón que los bajeles holandeses navegan raramente hacia aquellos puertos. Hemos ignorado hasta el tiempo presente las cosas que allá se pasan, por cuya razón no dudamos que la presente obra deje de agradarte, no siendo única descripción de las islas principales y plazas fuertes, mas también una verdadera relación de todo lo que ha pasado en el tiempo que el autor se halló en aquellas partes y ocasiones. Juzga también a propósito dividir su relación en tres distintas partidas, a fin que de la una a la otra se pueda entrar al conocimiento de la obra, como por un camino derecho. La primera contiene el principio de su viaje, de Francia hacia la parte occidental de la América, estando por entonces en servicio de la Compañía de las Indias, francesa; como también la manera de la compra y venta de esclavos que en aquel país se practica, no siendo obligados de quedar en esclavitud toda la vida (como se hace entre turcos), mas solamente por un tiempo determinado. Esta primera parte contiene también una descripción curiosa de las islas Española, Tortuga, Jamaica, y de todos los frutos, animales y políticas de sus habitantes; guerras, encuentros, y casos sucedidos entre españoles y franceses, con todo lo más notable de su tiempo.

»La segunda hace mención del origen y aumento de los piratas franceses e ingleses; de su modo de vivir, de la fidelidad que se observa entre ellos; de los premios que se dan a los estropeados y heridos; de las atrevidas y jamás oídas empresas que se han hecho, y crueldades inhumanas cometidas contra la nación española. Después añade la vida y acciones de los más famosos robadores marítimos, Francisco Lolonois y Juan Morgan, de quienes las insolentes empresas y atrevidas ejecuciones no deben ceder en coraje e industria a los más célebres y valerosos hechos de antiguos héroes. El autor hace claramente ver en la tercera parte (además de una descripción de la tierra firme) la toma e incendio de la poderosa ciudad de Panamá, como también la invasión de diversos lugares y plazas de la parte septentrional americana, por los piratas franceses de Tortuga, e ingleses de Jamaica, debajo de la dirección del intrépido y corajudo Juan Morgan, que habría adquirido mayor honor por su sagaz disposición y atrevimiento, si su tiránica crueldad cometida contra los bajeles no hubiese borrado todo el lustre de su gloria. En cuanto a la Historia, de ningún modo creemos que haya algo en qué dudar, a causa de que el autor que la ha escrito con toda sinceridad, se halló presente él mismo en todas las piraterías de Lolonois y Morgan; así debe tener un conocimiento más exacto que otro cualquiera, que no lo sabría más que por haberlo oído decir.»

lunes, 11 de enero de 2021

Lilo, Tono y Herreros: Humor gráfico y absurdo en La Ametralladora (1937-1939)

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La Ametralladora fue el órgano de propaganda de los nacionales destinado a los soldados movilizados en la guerra civil. Publicó ciento veinte números (los dos primero con la cabecera de La Trinchera), pero tras varios meses un tanto anodinos, convencionales y previsibles, cambió de rumbo con la incorporación de un grupo de brillantes vanguardistas, presididos por Miguel Mihura (1905-1977), que con el seudónimo Lilo publica chistes, relatos fantásticos, montajes fotográficos… repletos de su personalísimo concepción del absurdo. Le secundará el maestro Tono (Antonio Lara, 1896-1978), y más tardíamente Herreros (Enrique García Herreros, 1903-1977). De estos tres autores hemos seleccionado una suficiente muestra de su humor gráfico publicado en dicha revista. Si bien nos encontramos ante una obra de propaganda política y de combate, con todas las limitaciones y sevicias que ello comporta, resulta interesante compararla con el talante de otros escritores y dibujantes, tanto del propio bando como del contrario (ya comunicamos en Clásicos de Historia una selección de la obra de Aníbal Tejada): las diferencias son patentes.

Y es que la revista superó con frecuencia los objetivos pragmáticos y primarios que le suponían sus mandatarios. Edgar Neville fue otro de los prodigiosos colaboradores de La Ametralladora, en paralelo al rodaje de documentales sobre la guerra, y años después dejará escrito que «se trataba de triturar una civilización burguesa y falsa que traía renqueando un siglo de cursilería y de convenciones, atado a los faldones del último chaquet. Sátira de las novelas románticas, de los folletines, de los sonetos a la rosa de té, de las visitas de cumplido, de María o la hija del jornalero, de los señores con barba y chistera, sátira del ingeniero que se casa con la mocita de Arenales del Río…, sátira del niño modelo, del famoso Juanito y del imbécil de su padre.» Pero Andrés Trapiello, en su canónico Las armas y las letras, comenta: «Parece que Neville se estuviera refiriendo a todas las nostalgias burguesas, a los romanticismos de saleta y a las evocaciones finiseculares de caracolas sobre las pianolas o las consolas, que con tanta afición cultivaban sus camaradas de la revista Vértice o poetas falangistas como Foxá o Sánchez Mazas, que venían de las visitas a los cementerios románticos y monasterios ruinosos baja la yedra.»


sábado, 12 de diciembre de 2020

UNA CARCASA Y UN RETO

 

Ever Meulen, fragmento

Google ha convertido CLÁSICOS DE HISTORIA en una carcasa vacía, al impedir desde hace casi dos meses el acceso a más de un millar de documentos de mi propiedad alojados en Drive. Ante mis repetidas reclamaciones ha dado la callada por respuesta, ya que sólo he recibido acuses de recibo automáticos: NUNCA se me ha facilitado NINGUNA información. Parece ser política de la empresa, ya que Dª Fuencisla Clemares, Directora General de Google España y Portugal, tampoco ha respondido por ahora a la carta personal que le dirigí. Todo ello me parece un desagradable despropósito.

Por otro lado, los siete años de existencia de CLÁSICOS DE HISTORIA me han resultado gratificantes. Han sido 359 obras clásicas de historia las que he recuperado, recopilado, editado, y en ocasiones traducido. Según el blogger, han sido vistas en 851.761 ocasiones distintas entradas (es cierto, una nonada en comparación con tanto exitoso youtubero e influencista); algo menos de la mitad en España, y el resto en otros países: Estados Unidos, México, Argentina y Alemania como más habituales. Algunas de mis ediciones de obras históricas son citadas en libros y artículos. Se han descargado de éste y de mis otros blogs un gran número de recursos educativos que es fácil encontrar reaprovechados en muchas y distintas páginas web, todo lo cual me llena de satisfacción…

Drive nos ha asistido amigablemente durante dos años, pero parece que ya no va a seguir haciéndolo (espero equivocarme). Y por ello, si queremos que CLÁSICOS DE HISTORIA continúe su andadura, es por lo que me permito solicitar su colaboración. Por supuesto, en absoluto crematística. Sí, en cambio, práctica y cooperativa: les invito a subir a la red algunos de los CLÁSICOS DE HISTORIA que ustedes se hayan descargado, e introducir en la correspondiente entrada del blog el enlace de descarga como COMENTARIO. Asimismo, pueden incluir peticiones de obras, en la confianza de que otros usuarios podrán proporcionarlas del modo indicado.

Puede ser un modo sencillo para, entre todos, recuperar los contenidos que justifican la existencia de CLÁSICOS DE HISTORIA.

sábado, 14 de noviembre de 2020

INFORME SOBRE LA SITUACIÓN

 

«―¡Que el jurado considere su veredicto! ―ordenó el Rey, por centésima vez aquel día.
―¡No! ¡No! ―protestó la Reina―. Primero la sentencia... El veredicto después.»

Parece que Google, que tan beneméritamente nos acoge, está de acuerdo con la Reina de Corazones.
El pasado 19 de octubre, a las 18:45, recibí un correo de Google con el siguiente mensaje:

Estimado usuario de Google:
Google ha recibido una notificación en la que se le informa de que, según lo estipulado en la ley estadounidense de protección de los derechos de autor (DMCA), algunos de tus materiales parecen infringir derechos de autor de terceros. 
En este caso, tras haber recibido una o más reclamaciones basadas en la DMCA, hemos inhabilitado el acceso a los materiales que presuntamente infringen derechos de autor. Google puede volver a admitir estos materiales tras la recepción de una contranotificación en virtud de los apartados 512(g)(2) y (3) de la DMCA. Para obtener más información sobre los requisitos de una contranotificación, consulta este enlace. 
Si continúas infringiendo nuestras políticas, podemos cancelar tu cuenta de Google, de modo que dejarías de tener acceso a su contenido.
Atentamente,
El equipo de Google
Las respuestas a este correo no se supervisan. Si tienes más preguntas o dudas acerca de Google, visita el Centro de Ayuda de Google.

A este correo le antecedió y siguieron cuatro correos, cada uno indicando un enlace de descarga diferente, aunque sin referencia alguna al documento aludido ni al blog que lo aloja, y mucho menos a la vaporosa entidad que reclama dudosos derechos de autor. Y, al mismo tiempo, la cuenta drive que acoge los documentos de Clásicos de Historia y de otros blogs educativos, quedó bloqueada, sin permitirme el acceso al millar de documentos de mi autoría, edición o traducción (y por tanto de mi propiedad intelectual), que yo consideré oportuno poner libremente a disposición de cualquier persona interesada.

Naturalmente, el mismo día presenté el correspondiente formulario solicitando más información y la restauración de mi cuenta. El acuse de recibo fue inmediato, del siguiente tenor:

Hola:
Gracias por ponerte en contacto con nosotros acerca de tu cuenta de Google inhabilitada. El equipo de Cuentas de Google revisará tu solicitud y se pondrá en contacto contigo para proporcionarte información lo antes posible. La mayoría de las solicitudes tardan 2 días laborables en revisarse, pero algunas pueden tardar más.
Gracias por tu paciencia.
El equipo de Cuentas de Google

Para facilitar la solución, una vez identificados eliminé los enlaces, y dejé como borrador todo el blog que los alojaba (Libros de Equipaje). Pero ante la ausencia de novedades, a partir del 29 de octubre reiteré mis mensajes a distintas direcciones de Google y envié los datos que me solicitaron, pero sin obtener resultado alguno (aunque sí recibí varias peticiones de encuestas sobre mi grado de satisfacción.)

Una vez llegados a este punto, y tras casi un mes de tediosas gestiones infructuosas, considero oportuno dar a conocer esta situación a todos los usuarios de Clásicos de Historia. Ignoro si va a ser revertida por parte de Google. Pero confiando en una posible solución, y mientras ésta no llegue, les ruego encarecidamente que no soliciten acceso a cualquiera de los documentos del blog: yo tampoco puedo acceder y no puedo facilitárselo. No por ello dejo de agradecerles el interés que han mostrado y muestran por Clásicos de Historia, que he constatado una vez más por los centenares de correos que he recibido en este último mes solicitando aquellos.
No, no es ésta la solución.

viernes, 16 de octubre de 2020

Julián Zugazagoitia, Guerra y vicisitudes de los españoles


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Al comenzar sus memorias de la Guerra Civil tituladas Un adolescente en la retaguardia, Plácido M.ª Gil Imirizaldu reflexiona sobre la ingente bibliografía sobre aquella: «He leído varios (libros) sobre la contienda, de autores extranjeros y españoles, algunos de escritores universalmente reconocidos, indistintamente de un color u otro. En general, tan sólo me han complacido aquellos que, rojos o blancos, vivieron los tres años fatídicos o parte de ellos en las trincheras o en retaguardia. Tal vez los que no los vivieron tienen el mérito de la investigación, pero en general les ha sobrado pasión y faltado libertad. Y también vale este criterio al tratar la cuestión de la innegable persecución religiosa», que fue lo que determinó su devenir entre los 15 y los 17 años de edad, iniciado con el fusilamiento de toda la comunidad de monjes en que se formaba. Camarero en Barbastro y en Caspe, después refugiado en varias localidades de Lérida, describe gentes y sucesos de forma ecuánime, recalcando la entereza moral y el honradez de algunos republicanos, anarquistas o comunistas, en oposición al talante sanguinario, intolerante y destructivo de otros. Y deplora asimismo las matanzas que encuentra se han llevado a cabo en su Navarra natal, a la que logra regresar al final de la guerra: «Todas estas cosas me llenaban de angustia, pues veía que, si no tantas, también en los nacionales se cometieron atrocidades. La guerra fue fratricida. Mis monjes murieron únicamente por ser monjes, y son mártires. Pienso que los muertos de Lumbier (su pueblo) también están en el cielo, junto a tantos jóvenes que fueron a luchar y murieron, muchos de ellos movidos por un ideal cristiano.»

Pues bien, algo de esa honradez intelectual y moral es lo que vamos a encontrar en la aportación de esta semana, una narración de la guerra civil cuya redacción concluyó su autor poco antes de su malhadado fusilamiento. En una conferencia pronunciada en 1978, el reconocido historiador Gabriel Jackson afirmaba encomiásticamente (cito por la reseña del diario El País): «El libro de Zugazagoitia es un ejemplo magnífico de la historia vivida como participante. Era diputado de Cortes, director de El Socialista, ministro de Gobernación por algunos meses, amigo íntimo de Indalecio Prieto y de Juan Negrín. Periodista culto, con orgullo de su oficio, era capaz de evitar trampas, seguir la pista de evidencia incompleta, escribir con claridad. Distingue siempre entre su experiencia personal y los hechos “según informe”. Escribe sin rencor (¡en el año 1939!) y hace una autocrítica feroz de los errores y crímenes en zona republicana. Achaca la pérdida de la guerra a tres causas principales: ineficacia y falta de dirección fuerte antes del período Negrín; paseos e indisciplina en los primeros meses; intervención italo-germana en combinación con la política de “no-intervención”. Hay dibujos verbales vívidos de personas como Prieto, Miaja, Negrín, Azaña. Por desgracia, no existe ningún libro comparable por zona nacional.» La última afirmación parece algo discutible: tanto los excesos como el rechazo a ellos se documentan por igual en los dos bandos enfrentados.

Por otro lado, y naturalmente, esta valiosa obra es obra de parte (una parte opuesta a la del otro autor que hemos citado más arriba); el mismo Zugazagoitia reitera, una y otra vez, que se ve a sí mismo como “periodista gubernamental” (por encima de diputado y ministro), con todo lo que lleva consigo de propagandista y de debelador de enemigos y rivales (especialmente del propio bando...) Pero el tomar partido no le impide esforzarse en la búsqueda de un cierto distanciamiento y la persecución de una limitada pero presente ecuanimidad.

Ricardo Baroja, 1937

viernes, 9 de octubre de 2020

Revolución y represión en Casas Viejas. Debate en las Cortes


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Escribe el decisivo anarquista Juan García Oliver en sus tardías memorias tituladas El eco de los pasos: «La táctica de la “gimnasia revolucionaria” alcanzó un punto álgido en enero de 1933. La Federación nacional de Ferroviarios de la CNT acordó lanzarse a la huelga nacional en demanda de reivindicaciones ampliamente debatidas. Y señaló como fecha para iniciar la huelga el 8 de enero. Por conducto de su delegado en el Comité nacional de la CNT, pidió que las secciones de Defensa Confederal de todo el país la sostuviesen enérgicamente, para crear una situación de alarma en torno a su conflicto, pues en manera alguna querían perderlo (…) Sin pérdida de tiempo se pasaron las consignas a los cuadros de Defensa. La consigna fue “preparados para intervenir con todos los efectivos de combate”, lo que significaba un estrecho contacto de los cuadros con sus responsables, con todos los elementos disponibles en armas y explosivos. El plan fue meticulosamente estudiado por los que integrábamos el Comité regional de Defensa de Cataluña, asignándose a cada uno de nosotros un cometido insurreccional. El plan, además de acciones frontales en cada barriada, incluía la voladura de los edificios de Capitanía General, Gobernación y Jefatura Superior de Policía, trabajo encomendado a la sección de Alcantarillas (…)

»Cuando, por conveniencias del Comité de Huelga de los ferroviarios, nos llegó la comunicación de suspender las acciones, consideramos, a propuesta mía, que no había lugar a ello, por considerar que nuestras fuerzas de choque se creaban por y para la revolución, pero no para maniobras de tipo sindical. Si se incurría en maniobreos, pronto desaparecería el espíritu revolucionario de los que al entrar a formar parte de los cuadros de Defensa lo hacían convencidos de que no serían utilizados por conveniencias ridículas. Y el 8 de enero se libró una de las batallas más serias entre los libertarios y el Estado español. Fue la lucha que más impacto tuvo en el aparato gubernamental y la que determinó que los partidos republicanos y el Partido Socialista perdiesen su influencia sobre la mayoría popular de los españoles.

»En Barcelona y en Cataluña, la conmoción fue enorme al enterarse la gente de las terribles palizas que nos propinaron los guardias de asalto en la Jefatura Superior de Policía, tanto a mí ―pero a mí con predilección― como a mis compañeros (…) que caímos presos en una muy bien preparada trampa que nos tendió la Guardia Civil. Pero lo que nos hicieron a nosotros en los pasillos de la Jefatura de Policía los guardias de asalto, que se dedicaron a machacar nuestras cabezas y costillas con las culatas de los mosquetones, fue pálida orgía comparado con la brutalidad con que los guardias de asalto llevaron el ataque contra el pueblecito de Casas Viejas, donde acribillaron a tiros y quemaron dentro de su casa al compañero Seis Dedos y a su familia.»

La sublevación anarquista de enero de 1933 fracasó, como lo había hecho la anterior en un año y las posteriores (antes de la guerra civil…). Pero fueron los acontecimientos de Casas Viejas, citados al paso por García Oliver, los que dieron lugar a considerables consecuencias políticas en la Segunda República. El gobierno Azaña, formado por republicanos de izquierdas y socialistas, reaccionó con dureza ante la insurrección, y los guardias de Asalto enviados a aquella pequeña localidad gaditana, donde ya se habían producido varias víctimas entre las escasas fuerzas de orden público, llevaron a cabo una durísima represión, con el incendio provocado de la casa en que se habían refugiado y seguían la lucha algunos anarquistas, y posteriormente el fusilamiento de doce vecinos escogidos poco menos que al azar.

Ahora bien lo que magnificó el sangriento episodio fue el esfuerzo por parte de las autoridades para, primero, ocultar el acontecimiento; después para maquillar las severas órdenes impartidas; y finalmente para rechazar cualquier vinculación que se les pudiera encontrar. Esta estrategia resultó inviable por la actuación de la prensa y de los diputados de oposición (básicamente los republicanos situados a izquierda y derecha de la coalición) desde que se reabrieron las sesiones en las Cortes el 1 de febrero. Los debates fueron elevando su tono conforme aumentó la información sobre lo realmente ocurrido, y sobre la responsabilidad del gobierno con las medidas adoptadas. Sin embargo, la coalición gobernante se mantuvo cohesionada y derrotó a la oposición en todas las votaciones que se hicieron a este efecto. Pero su triunfo fue aparente: su descrédito no hizo más que aumentar en los meses consecutivos, con severas derrotas en las elecciones municipales parciales, en la de miembros para el Tribunal de Garantía Constitucionales, y finalmente en las legislativas.