François Furet, en su El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX, compara a Stalin con Mao Zedong, y considera al segundo como el auténtico continuador del primero: «Mao quiso, como Stalin, hacer una revolución en la revolución: su gran “salto adelante” puede compararse con las marchas forzadas de los primeros planes quinquenales, y su “revolución cultural” con el socialismo en un solo país. Ambos líderes quisieron destruir el partido del que seguían siendo las cabezas; Stalin por medio de su policía, Mao recurriendo a sus “guardias jóvenes”. Ambos fueron los grandes maestros sucesivos de un catecismo marxista-leninista expuesto en fórmulas sencillas y sacramentales: Fundamentos del leninismo y El pequeño libro rojo: dos grandes best-sellers mundiales.»
Las Citas del presidente Mao Tse-Tung (como se transliteró habitualmente su nombre entre nosotros) o simplemente Libro Rojo, es una colección de más de cuatrocientos fragmentos procedentes de más de un centenar de textos de Mao, seleccionados en 1964 bajo la dirección de Lin Biao. Constituyó una herramienta clave para la recuperación del poder ejecutivo por parte de Mao, lo que culminará con la Revolución Cultural. En este sentido, no parece ser casualidad que el texto más citado en esta antología sea Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo (del 27 de febrero de 1957), que figura en casi la cuarta parte de la paginación total de la obra. A este texto le siguen por la abundancia de las citas: Sobre el gobierno de coalición (24 de abril de 1945), y el Discurso ante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de China sobre el Trabajo de Propaganda (12 de marzo de 1957).
Durante los agitados años que siguieron, esta breve obra adquirirá una importancia que supera incluso lo propiamente propagandístico, para constituirse en un emblema casi sagrado de la Revolución y del culto al líder. En su pormenorizado análisis sobre La revolución cultural china, MacFarquhar y Schoenhals se refieren así al hecho de que «a principios de 1968, millones y millones de personas a lo largo y ancho de China practicaban variaciones más o menos elaboradas del ritual. El posteriormente premio Nobel Gao Xingjian describió el proceso de este modo: “A las seis en punto de la mañana, la corneta llamaba a filas a la gente, que tenía veinte minutos para lavarse los dientes y lavarse un poco. Entonces se ponían en pie delante del retrato del Gran Líder en la pared para pedir las instrucciones de la mañana, cantar canciones de las Sentencias de Mao y, con el Pequeño Libro Rojo en alto, gritar tres veces larga vida antes de ir al comedor a comer gachas. Después venía la asamblea, y las Obras Selectas de Mao eran recitadas durante media hora antes de que la gente se cargara al hombro sus azadones y sus picos para trabajar la tierra.” Una de las trabajadoras hablaría por muchos cuando posteriormente escribió: Yo encontraba el ritual sin sentido, humillante y monótono, pero obviamente no lo podía decir.»
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