lunes, 12 de abril de 2021

Charles-Jacques Poncet, Relación de mi viaje a Etiopía (1698-1701)

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Charles-Jacques Poncet (1655-1708) nació en Saint-Claude del Franco Condado, y por tanto súbdito de la monarquía hispánica. Sin embargo, la Guerra de los Treinta Años había provocado tales padecimientos a este territorio, que hacia la fecha del nacimiento de nuestro autor había perdido dos terceras partes de su población, por las muertes y la emigración hacia las actuales Suiza e Italia. Y a pesar del preponderante sentimiento antifrancés, con el tratado de Nimega (1678) pasó a orbitar definitivamente alrededor del rey-sol, Luis XIV. Poncet, médico, farmacéutico y químico, encomiará (en el texto que nos ha dejado) al rey francés, pero se extrañará joven del reino, y se establecerá en Egipto, desde donde, años después, realizará la expedición cuyo relato hoy reproducimos. Su regreso a Francia será de breve duración, y pasará los últimos años de su vida en Persia, donde morirá en 1706 o 1708, en Ispahan.

Sobre el texto que nos ocupa, escribe Marta Torres Santo Domingo en La aventura de los misioneros en Etiopía: recorrido bibliográfico desde la Biblioteca Histórica (Pecia Complutense 2010): «Un breve testimonio nos queda, todavía, de la visita del único europeo que consiguió entrar en Etiopía en el siglo XVII tras la expulsión de los jesuitas. Nos referimos a Charles Jacques Poncet, físico francés del que se sabe que estaba establecido en El Cairo hacia el año 1698. Un enviado del emperador etíope requirió sus servicios para tratar al emperador de una rara enfermedad que podría ser lepra. Poncet emprendió viaje desde El Cairo remontando el Nilo y atravesando Nubia y Sudán hasta llegar a Gondar, en Etiopía. Consiguió curar al enfermo y, mientras duraba el tratamiento, pasó varios meses en el país, explorándolo y conociéndolo. Tras su regreso, fue a Francia a relatar su viaje e intentó establecer relaciones diplomáticas entre el Emperador y Luis XIV pero, finalmente, el intento fracasó y el viaje quedó desacreditado.

»Fueron los jesuitas quienes tuvieron interés en publicar el relato de este viaje porque, en su inicio, a Poncet le acompañó un jesuita, el padre Brevedent, quien vio la oportunidad de intentar restablecer la misión. Dadas las circunstancias de la marcha de la Compañía de Etiopía años antes, Brevedent viajó de incógnito disfrazado de sirviente, aunque de poco sirvió la estratagema pues murió poco antes de llegar a Etiopía. El relato se difundió a través de las Lettres edifiantes et curieuses cuyo tomo cuarto lo incluye (Paris, chez Nicolas Le Clerc..., 1704; y Paris, chez Jean Barbou.., 1713). A partir de ahí se hizo alguna traducción del viaje. En español, contamos con las Cartas edificantes y curiosas, cuyo primer volumen (Madrid: en la oficina de la viuda de Manuel Fernandez..., 1753) incluye el viaje de Poncet.

»Este viaje ha sido objeto recientemente de una recreación novelada, de mucho éxito, a cargo del escritor francés Jean-Cristophe Rufin quien, con el título El Abisinio, lleva a cabo una fabulación en la que conjuga intrigas palaciegas, misiones diplomáticas e historias de amor y amistad con Etiopía al fondo. Con las aventuras de Charles Jacques Poncet y el padre jesuita Brevedant terminamos estas notas sobre los misioneros en Etiopía. En el siglo XVIII, los misioneros dejan paso a los científicos y comienza una nueva etapa en los viajes de exploración que, para el caso de Etiopía y las fuentes del Nilo, tiene en James Bruce su protagonista indiscutible.»

John Senex, hacia 1725

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